Tu percepción se convierte en tu realidad

| 2020-11-10 | Jessica Gingles

Seguro has oído el dicho:"Si lo crees, lo creas". Hay quienes ven esto como ley de vida, mientras que otros piensan que es solo una frase para alentarnos y hacernos sentir bien, pero que carece de un sentido real.

Lo cierto es que lo creamos o no, la manera en la cual pensamos ejerce control directo sobre nuestras vidas y tiene un impacto importante en nuestro éxito. Esto es mucho más tangible en nuestra vida laboral. La intensidad de este vínculo es más o menos fuerte en dependencia del campo en el que te desenvuelves.

En los entornos de trabajo muy exigentes como el marketing y las ventas, las creencias personales de los miembros del equipo pueden determinar su predisposición para el éxito, fomentado por cuán capaces se sienten y su nivel de satisfacción laboral.

Un asunto de percepción

La percepción personal del poder que tenemos y el control que podemos ejercer sobre nuestras vidas se conoce en la psicología y la neurociencia como el locus del control. Es decir, el locus es tu concepto sobre cuán efectivos o no son tus esfuerzos y, en su mayoría, están basados en todas las experiencias que has tenido en el pasado. Estas experiencias se convierten en evidencia para apoyar la percepción personal que tienes sobre tu capacidad.

El locus de control tiene dos aspectos principales: el locus del control interno y el locus de control externo. Alguien con un locus del control interno cree que puede cambiar su entorno con sus propios esfuerzos. Sin embargo, una persona con un locus de control externo, cree que solamente se puede responder a las situaciones que le presenta el destino, y que no tiene posibilidad de cambiarlas.

Normalmente, los empleados con un locus de control interno se muestran más participativos y con más motivación para hacer las tareas relevantes. Mientras que los empleados con un locus de control externo pueden experimentar más fuertemente los sentimientos de preocupación e infelicidad, creando agotamiento de sus recursos mentales.

Pensar que todos necesitamos ser personas con locus de control interno, es poco realista y hasta contraproducente. No podemos trabajar bien en un entorno laboral sin una distribución justa en estos dos aspectos. Lo que sí se puede sugerir, es lograr que las personas sean más conscientes en cómo atienden y reaccionan a sus retos diarios, independientemente de su locus.

Ajustes de perspectiva

La puerta del éxito laboral se abre con la práctica de re-contextualización, que está al alcance de todos. Esta técnica dice que podemos modificar la manera en la cual percibimos un evento negativo en nuestro lugar de trabajo. En vez de enfocarnos en lo que está mal debido a factores fuera de nuestro control, actuamos de acuerdo a lo que sí está en nuestro control, sin que importe cuán pequeña sea la tarea.

Por ejemplo, si la conexión al WiFi está lenta y debes terminar una presentación de PowerPoint, considera que puedes ir escribiendo el contenido en lo que se mejora la conexión o logras trasladarte a un lugar donde sí puedas acceder los recursos que necesitas. De nada te servirá quejarte, rabiar y detener lo que estás haciendo. Pero sí te ayuda ir adelantando lo que te corresponde, aunque no sea con el ritmo habitual.

La implementación de nuestra capacidad de re-contextualizar o cambiar la perspectiva nos ayudará a sentirnos más productivos en nuestros entornos laborales, con pequeñas acciones y buscando actuar sobre lo que sí podemos cambiar, vamos creando una realidad más favorable y sana para nosotros mismos.
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