| 2023-10-26
Cambios, nuevos escenarios, circunstancias imprevistas…
Nadie está exento de transitar por vicisitudes o cambios imprevistos, que en algún momento se convierten en crisis de ansiedad e incertidumbre cuando no poseemos la habilidad de adaptarnos, de sortear el camino.
Sin embargo, existen herramientas que pueden minimizar los resultados.
Acepta el cambio como un acontecimiento irremediable, inevitable e inherente a todas las personas. Aceptarlo de modo balanceado, sin tratar de luchar a contracorriente. Procura adaptarte a cada situación: un repentino cambio de empleo, una enfermedad inesperada, cambio de última hora de un viaje planeado, otro hijo si ya tienes 5.
Usa tus fortalezas, esos recursos emocionales que te han sacado adelante cuando estás en apuros. ¿Perseverante, guerrero, creativo, versátil, con ingenio? ¿Cuáles son esos atributos que te reaniman cuando te sientes desbordado?
Pon las cosas en perspectiva. Cuando te tropieces con un suceso fortuito, haz una pausa para poner las cosas en perspectiva y decir: “Esto no se verá tan malo de aquí a una semana”. El problema te resultará más tolerable y con opciones para proceder.
Pronto busca salidas, soluciones, puertas y ventanas; haz lo que toca, lo que depende de ti. Pregúntate: “¿Qué puedo hacer para resolver esta situación?”Analizar el asunto te ayudará a concentrar todos tus esfuerzos en la solución correcta. Pero si realmente no hay nada que puedas hacer, entonces recupera tu sentido de control enfocándote en lo que sí puedes hacer para impedir que vuelva a ocurrir.
Aprende. Todo cambio es una experiencia que nos empuja a crecer, a sacar el guerrero o la guerrera que hay en ti, nos incita a movernos fuera de la zona de confort, hacernos más flexibles y competitivos.