| 2021-03-24 | Alba Leal
Muchas veces nuestras convicciones son burladas, cuestionadas, subestimadas o peor aún, silenciadas, queriéndonos hacer creer que estamos equivocados.
Por evitar conflictos, caer bien o por querer ¨pertenecer¨ a un grupo nos podemos quedar callados y hasta le damos la espalda a esos que sí son capaces de ponerse en la línea de fuego por defender esos principios que no nos atrevemos a manifestar.
No hay nada malo en ser tú misma o tú mismo, pero sobre todo, en actuar en concordancia con eso que crees. Al contrario, es gracias a personas que sí se atrevieron a dar un paso a favor de lo que creían que la humanidad ha prosperado en muchos aspectos.
Aquí la palabra clave es actuar, porque mientras no hagamos nada en función de lo que creemos, nos negamos la posibilidad de crecer, experimentar el mundo tal como es y sentir que estamos haciendo algo por nosotros mismos, por los que queremos y por el mundo que deseamos ver.
Si fueras un superheroe o una superheroína: ¿defenderías tus convicciones hasta tu último aliento? Pregúntate:
¿Dónde estarías?
¿Qué defenderías?
¿Qué herramientas usarías?
¿Cómo te sentirías?
Saber qué tan fieles somos a nuestras creencias y hasta dónde tendríamos la disposición de defenderlas nos permite tener una visión muy clara de la certeza que tenemos acerca de lo que creemos. Si hay creencias que no defenderías, es un buen momento para cuestionarlas y evaluar si es conveniente cambiarlas por otras que se alineen más con la persona que eres hoy.