¿Quieres mejorar tu memoria? ¡A dormir!

| 2020-08-27 | Jessica Gingles

En estos tiempos que nos vemos obligados a trabajar, estudiar y vivir en el mismo espacio, resulta muy complicado establecer un horario que separe las diferentes acciones que tomamos, incluyendo por supuesto la hora de irse a la cama.

Sin embargo, descansar adecuadamente es lo mejor que podemos hacer, no solo para reforzar nuestro sistema inmunológico si no para rendir mejor en la escuela y en el trabajo.

El sueño de alta calidad es tan importante para vivir como lo es el oxígeno, la alimentación, o el agua limpia.

Por mucho tiempo se creía que dormir era descansar nuestro cerebro. Pero la ciencia moderna nos demuestra que, al contrario, cuando dormimos es cuando nos damos un tiempo prudente para consolidar ideas, definir nuestro yo, identificar nuestras necesidades, y evolucionar nuestra identidad. Esto es lo que luego se convierte en nuestro comportamiento cuando despertamos.

En un estudio llevado a cabo en el 2016, por la Organización Mundial de la Salud y el Instituto Nacional Mexicano de Salud Pública, aproximadamente una quinta parte de una muestra representativa de mexicanos informó que se habían sentido somnolientos en las últimas 24 horas.

Esta es una cifra alarmante, porque si no dormimos, nuestro cuerpo ni nuestra mente funciona adecuadamente. Cuando la falta de sueño es continua, se impacta todo, incluyendo la regulación de las hormonas, nuestro tono muscular y la manera en que interpretamos y actuamos sobre nuestras emociones.

Duerme y recordarás mejor

¿Qué significa esto? Que tu capacidad para recordar y aprender realmente se ve afectada no solo por si duermes, sino también por cuánto tiempo descansas todas las noches.
Aquí algunas ideas a considerar para tener una buena higiene del sueño.
 

En conclusión, dormimos para apoyar nuestro cerebro a que cargue las pilas y haga que nuestro cuerpo funcione óptimamente día a día. Si deseas aprender más rápido, trabajar de manera más creativa o controlar mejor tu ritmo cardíaco y apetito, entonces la clave podría estar en cómo duermes. 

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