Nutrición maya: La fórmula exacta para una buena salud

| 2021-09-23 | Norberto Garcia

El Calendario maya es preciso, matemático, sofisticado, una gran aportación cultural, como lo fueron también sus complejos sistemas de escritura, astrología y majestuosa arquitectura reflejada en imponentes pirámides como Chichén Itzá o Tulum. Y para llevar a cabo toda esta impresionante labor, sin duda la alimentación jugó un papel crucial. Entre sus múltiples legados está la fórmula exacta para una buena salud.

Riqueza Alimenticia

“Los mayas adornaban sus mesas con una dieta basada en el maíz. Con él hacían tortillas, atoles, pinole, tamales y cuantiosos guisos muy energéticos que combinaban con Chaya (parecida a la ortiga, muy rica en vitaminas), calabaza, frijol, semillas, y otras hortalizas. De postres se llenaba la canasta de los que hoy conocemos como tradicionales, hechos con frutos de temporada: papaya, ciruela, zapote, cocotal; también eran parte la yuca, el camote, la miel de abeja; era una sustanciosa dieta que los mantenía fuertes y longevos. Eran una raza fuerte, rara vez se enfermaban. Mujeres y hombres alcanzaban edades de hasta 150 años, y con todas sus facultades”, apunta el nutriólogo Diego Alonso del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

¿Sabías que...?

Los mayas mezclaban chile, miel y cacao para obtener ese aromático que hoy deleita nuestro paladar: el chocolate, que en esta lengua se llamaba “xocolatl” o la “bebida de los dioses”.

De la tierra a tu plato

Los mayas regían toda su actividad a la precisión del tiempo. Tanto así que en su mesa sólo consumían alimentos sembrados y cultivados en determinado día y hora, con el fin de que proporcionasen los nutrientes exactos…Ellos sabían cuándo sembrar, cultivar y cosechar para así aprovechar la energía sustanciosa de los alimentos. 

Uno de sus secretos fue justamente el consumo de frutas y vegetales vírgenes.

“La canasta básica de esta civilización la completaba frutas, verduras y semillas, pero en su estado totalmente natural; aprovechando la savia, que es la energía vital de las plantas. Y hoy lo sabemos, al cocinarlas pierden sus vitaminas y se destruye mucho de la pigmentación nutritiva, que contiene compuestos que ayudan en enfermedades degenerativas y fortifican el sistema inmune. Así, por ejemplo, el amarillo de los pimientos contiene suficiente luteína, un poderoso antioxidante. Las hojas verdes y coles son ricas en clorofila, la cual refuerza la formación de la sangre y los tejidos. Además, se ha comprobado que el licopeno – antioxidante responsable del color de los jitomates- protege contra el cáncer de vejiga, cérvico-uterino y gastrointestinal… Las fresas, frambuesas y otras frutas rosas o rojas, como la granada, son ricas en ácido elágico, poderoso antioxidante que aporta en el sistema circulatorio, los vasos sanguíneos y el corazón”, afirma el doctor Alonso. 

Doctrina integral

Los seres humanos somos una pieza importante de la naturaleza, pero ante tanto alimento inútil nos hemos alejado de ésta, de ahí tantos padecimientos que hoy llenan estadísticas. “Es urgente recuperar esta sabiduría de los mayas; hallar el equilibrio con la madre tierra-aconseja el también especialista en nutrigenética, Diego Alonso-, y así ser frescos, vivos, resistentes. Al consumir alimentos vivos estamos equilibrándonos con ella; armonía que no sólo nos aporta salud y juventud prolongada, sino también ocurre una regeneración celular que da marcha atrás a enfermedades como el cáncer. Por ejemplo, en su estado natural, la zanahoria y el jitomate son fuentes de betacaroteno, un anticancerígeno. Es ahí en donde debemos retornar, a la sabiduría alimenticia de esta cultura milenaria, a la naturaleza, alimentos frescos sin cocimiento ni calor, nutrientes inalterables, si acaso al vapor”. 

.
.