| 2023-06-15
Sin duda que a todos y todas, en algún punto de la vida, nos han dicho que necesitamos ir a terapia. ¿Cómo saber si realmente necesitas el diván? Hay indicios claros, y no es esencial que haya un estrés postraumático para hacer una consulta.
El estado de la mente y las emociones es tan frágil, que cualquier tema puede desequilibrar tu bienestar y calidad de vida.
Cuando te sientas desbordado, es oportuno el apoyo de un especialista.
Primero, hazte las siguientes preguntas: ¿Necesito un sicólogo o puedo yo solo gestionar este problema? ¿Me siento agobiado (a), ya no puedo más?
Luego identifica. ¿Explotas a la menor provocación, te deprimes con facilidad, celos compulsivos, miedos, cambios súbitos de humor? Si el autocontrol no es lo tuyo, entonces pide apoyo, ahí hallarás las herramientas adecuadas para resolver o atenuar la crisis.
¿No logras conciliar el sueño? Signo inequívoco de ansiedad, preocupaciones, estrés, culpas que no se gestionan. Un terapeuta identificará la raíz del conflicto y te permitirá solucionarlo o disminuir sus efectos.
Recuerda que acudir con un especialista no significa que seas débil o que estés “loco”, muestra un gesto de valentía, de fortaleza por querer corregir para seguir evolucionando en todas las esferas de tu vida. No te encierres en ese bucle de negación o, peor aún, te orientes por los consejos de familia o amigos; estrategia válida pero no eficaz. Una perspectiva diferente puede aleccionarte, pero no cuenta con el tratamiento profesional, sobre todo, si es una cuestión seria.
¿Cuándo ir al sicólogo? Tú lo decidirás, pero es pertinente hacerlo apenas surja el problema, se intensifique e interfiera en tu desempeño cotidiano a tal punto que te sientas vulnerable y rebasado por las circunstancias.