| 2022-02-17 | Anayda Gutierrez
¿Vives con el miedo constante de que algo malo va a ocurrir? ¿Sientes gran ansiedad ante tareas cotidianas como viajar, caminar solo por la calle, etc.? Quizá estás experimentando el lado negativo de la vulnerabilidad. Esa idea de que somos frágiles e indefensos y que nos controla, no permitiéndonos hacer lo que nos gustaría hacer.
El sentimiento más importante asociado a esto es la ansiedad y los ataques de pánico. No como una sensación transitoria sino como un patrón, un esquema de vida mucho más arraigado en tu inconsciente que te hace creer en todo momento que algo catastrófico está a punto de ocurrir. El peligro puede venir de cualquier persona o situación, y generalmente se manifiesta de dos maneras: exagerar el riesgo y minimizar la propia capacidad de afrontarlo.
¿Cómo identificar ese sentimiento negativo de vulnerabilidad?:
Estás todo el tiempo hipervigilante ante cualquier señal e inmediatamente sientes que es indicativa de una catástrofe.
Evitas actividades que aumentan tu crisis de pánico y estas muchas veces son de las más cotidianas: salir solo a la calle, montarse en un autobús, etc.
Tienes miedo irracional a las catástrofes naturales, independientemente de que las probabilidades de que sucedan sean escasas.
Te es muy difícil gastar dinero y tomas medidas extremas de ahorro.
Temes en exceso perder el control de tu cuerpo o volverte loco, y te sientes como un niño débil e indefenso ante cualquier situación.
Sufres de ataques de pánico.
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Exagerada preocupación por tus seres queridos
¿Sientes que te pasa?
¡No te preocupes! Es posible reconfigurar esos sentimientos, para que no te limiten más y aprendas a que todas y todos podemos aceptar que somos seres vulnerables sin que esto interrumpa tu vida. ¿Quieres saber cómo? En las próximas ediciones de este boletín continuaremos expandiendo en ese tema.