| 2022-12-01
La mayoría de las veces, hablamos de parejas tóxicas, ¿pero qué hay de las familias tóxicas? Las relaciones de maltrato pueden ocurrir en todo vínculo.
Sin duda la familia es un elemento importante nuestra vida, dentro de ese vínculo crecemos, nos desarrollamos, aprendemos valores, normas, obligaciones y derechos. La familia debe ser un lugar seguro a dónde llegar para sentirnos a gusto y protegidos.
Pero a veces hay parientes que solo miran por sus intereses propios, que en lugar de crear lazos sólidos, amarran nudos y hasta pueden asumir posiciones muy agresivas y violentas. Por ejemplo, el criticón, el burlón, el negativo, el metiche y los que no ayudan, pero critican todo proyecto.
Hay familias disfuncionales que se normalizan porque “así son ellos”; y nos pueden dejar sin autoestima, sin sentido de vida, sin una madurez emocional adecuada y viviendo en una Guerra Fría.
Sin embargo, puedes llegar a vivir en armonía si:
Platicas. Entablas una conversación cordial explicando lo que te incomoda, por qué sucede y qué ambas partes pueden hacer para reducir las fricciones, que haya límites, comunicación, convivencia y cercanía para gradualmente ir forjando un lazo sano.
Buscas un respiro. A veces, por salud emocional, es pertinente alejarse; prioridad, no egoísmo, instinto de supervivencia. Hazlo sin sentirte culpable, sin que tengas miedo, coraje o tristeza. El tiempo junto a la ausencia puede que de un espacio de reflexión y compresión de lo que te molesta.
Consigues ayuda profesional. Existe la terapia familiar en donde todos los integrantes participan para hacer que la convivencia sea llevadera, todos buscan el bien común: sanar heridas familiares que los han llevado a hacerse daño.
No podemos elegir a la familia en donde nacemos, a cada uno le toca la que le toca, pero sí podemos fomentar que se cree esa institución fuerte, afectiva, cordial, de armonía y entendimiento.