| 2021-09-23 | Anayda Gutierrez
Si un observador de aves quisiera estudiar y clasificar una nueva especie de aves exóticas, recién descubierta, ¿qué debería hacer para lograrlo?
Sin duda, iría hasta su hábitat natural, y se mantendría agazapado, sigilosamente camuflado entre los árboles y arbustos, para observar su comportamiento natural: sus costumbres, sus alimentos preferidos, su modo de vincularse con su propia especie y con el resto de los animales, sus rasgos característicos, sus hábitos en relación a los ritmos noche/día, y todo otro dato que pueda ofrecer su avistamiento.
Observarnos es exactamente así: un trabajo paciente, que requiere desarrollar la capacidad de ver sin interferir.
¿Cómo sin interferir?
Cuando apresuradamente queremos cambiar lo que observamos, generalmente estamos haciendo un acto poco atinado y de efecto superficial.
El experimento de autoobservación consiste en ver cada parte de nosotros en toda su manifestación, día tras día, pesquisando para conocer en profundidad.
Así, poco a poco hasta comprender también cómo se relacionan estas partes entre sí, detectando patrones internos más complejos. Para ello es indispensable ir confeccionando poco a poco un inventario personal….
¿Qué tal si comienzas hoy a practicar la auto observación?