El poder de las afirmaciones positivas

| 2021-04-15 | Alejandro Quijano

La creencia de que con el tiempo nos volvemos menos capaces de aprender, contando con la capacidad de modificar nuestra conducta únicamente en la infancia ha quedado desacreditada gracias al descubrimiento de la neuroplasticidad. La neuroplasticidad es, en pocas palabras, la flexibilidad que tiene el cerebro para adaptarse a nuevas formas de pensar gracias a la creación de nuevas conexiones neuronales. De hecho, en este principio se sustenta el impacto positivo que las meditaciones budistas practicadas en todo el mundo tienen sobre la gente. Sin importar nuestra edad ni nuestro pasado, en cualquier momento podemos adoptar nuevas maneras de ver al mundo, con lo que nuestra experiencia general de la vida puede mejorar.

Lo que piensas se vuelve tu realidad

Conforme más pensamos algo, vamos creando mayor familiaridad con el pensamiento en cuestión, lo cual más adelante se transformará en palabras, actitudes y, eventualmente, en nuestra forma de ser. Llegando a la vida adulta podemos creer que la persona que somos es incambiable, justificándonos con el “así soy”, pero la verdad es que a cada instante tenemos la posibilidad de reinventarnos y mejorarnos. Esto lo ha esclarecido Marisa Peer, hipnoterapeuta líder en Reino Unido, quien gracias a la terapia de repetición de afirmaciones positivas, ha logrado transformar la vida de millones de personas. Peer identificó que la principal limitante en la vida de sus pacientes no era su estatus socioeconómico ni las circunstancias en las que habían nacido –puesto que personas de todos los contextos tenían el mismo problema–: eran las afirmaciones que se repetían para sus adentros constantemente.

Cómo una afirmación te puede cambiar

Cuando alguien no se animaba a salir de una relación, a emprender un negocio, a aventurarse a algo nuevo, Marisa se dio cuenta de que era porque tenían la creencia subyacente “no soy lo suficientemente bueno/a”. Pensar esto nos hace creer que no merecemos aquello que deseamos,por lo que subconscientemente buscamos formas de no obtenerlo.Al darse cuenta de esto, el remedio que recetó era que todas las personas, cada vez que tuvieran dudas acerca de sí mismas y sus capacidades, se dijeran para sus adentros “soy lo suficientemente bueno/a”. Incluso les indicó que escribieran la frase en todos los espejos de sus casas, reconociendo que gracias a la neurplasticidad, si se repetía la afirmación lo suficiente entonces quedaría grabada en su cerebro. Escuchar que algo tan simple puede cambiar nuestra vida por completo puede parecer inverosímil, pero hay millones de testigos en todo el mundo que han comprobado el poder que una sencilla afirmación tiene.

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