| 2021-04-29 | Alejandro Quijano
La humildad es sin lugar a dudas una de las cualidades que más nos beneficiarán en la vida. Es un elixir contra el orgullo –puesto que evita que exageremos nuestra importancia–, la envidia –ya que reconoce que todos valemos y merecemos lo mismo–, los celos –porque impide que nos comparemos con los demás–, y más emociones dañinas. Además, impide que tengamos conflictos con las personas por diferencias de opiniones, debido a que nos permite mantener una mentalidad flexible. Con ello, podemos cambiar de opinión o evitar tomarnos personal el hecho de que alguien no comparta nuestras ideas.
La puerta a nuevos conocimientos
Sin la humildad para reconocer que no lo sabemos todo y que podemos equivocarnos, entonces nos cerramos a las infinitas posibilidades de aprender acerca de un sinfín de temas. Por más experiencia que tengamos, siempre hay algo nuevo que aprender.
La valiosa capacidad de pedir disculpas
No pedimos perdón cuando no sentimos que nos hayamos equivocado. Pero en más de una ocasión, es el orgullo el que nos impide ver que cometimos un error. Vernos humildemente, reconociendo nuestras virtudes pero tomando en cuenta nuestros defectos, permite que valoremos las situaciones con mayor objetividad.
Desarrolla tu humildad dándote cuenta de que la perfección no existe y tanto los demás como nosotros tenemos áreas de oportunidad. No es necesario compararnos ni competir, toda persona se encuentra en un camino de desarrollo y aprendizaje.