| 2021-03-11 | Alejandro Quijano
La frustración que viene cuando nuestros planes no se llevan a cabo como lo esperábamos no le es extraña a ninguna persona. Ponemos nuestras expectativas en un resultado: si todo sale como lo deseamos, nos llenamos de júbilo. Pero si no es así, inmediatamente sentimos la desdicha y el malestar apoderarse de nosotros. Es como si con cada deseo que tenemos, también naciera la posibilidad de sentirnos mal en caso de que éste no se cumpla.
¿Cómo evitar sentirnos así? Debe haber una forma más constructiva con la cual podamos enfrentarnos a las inevitables decepciones de la vida. Y de hecho, la hay. Eckhart Tolle, autor internacionalmente reconocido del famoso libro “El Poder del Ahora”, asegura que “La mayor dificultad es la resistencia mental a las cosas que surgen y la suposición de que no deberían”.
Aceptando lo que es
Filosofías milenarias como el budismo enseñan que el primer paso hacia una mente apacible, capaz de enfrentar cualquier situación libre de malestar, es la aceptación paciente. Crecemos pensando que a toda acción debe haber una reacción: si alguien me trata mal, me enojo; si mis planes no salen como lo esperaba, me decepciono; si no logro un resultado por el cual he trabajado arduamente, me frustro. Todas estas reacciones son propias de nuestra naturaleza humana, pero eso no significa que no podamos hacer algo por eliminarlas de nuestra vida.
El principio de la aceptación paciente nos dice que en lugar de saltar inmediatamente a la emoción en cuanto algo inesperado sucede, nos recordemos a nosotros mismos que no controlamos las condiciones externas, pero sí las internas. Para cada situación que vivimos siempre tenemos la capacidad de tornarla a nuestro favor si la enfrentamos con una mente de aceptación paciente. Suele decirse que aceptemos toda situación como si la hubiéramos pedido, y de esta forma evitaremos todas las sensaciones desagradables que vienen de la resistencia mental.
Las desventajas de la no aceptación
Toda resistencia va a requerir de nuestra parte un desgaste: ya sea físico, mental o emocional, vivir sin aceptar las cosas tal y como son solo nos quita nuestra energía y nos mantiene en un estado mental negativo. Tolle se pregunta: “¿Qué podría ser más inútil, más loco, que crear una resistencia interna a algo que ya es?” Y tampoco debe malinterpretarse y pensar que no debemos hacer nada ante situaciones inaceptables.
El secreto está en realizar todos los cambios que deseamos ver una vez que hemos aceptado las cosas como son. Es como si la negación fuera una pesada roca; podemos avanzar en la vida a pesar de estar cargándola, pero definitivamente el camino será mucho más fácil y gozoso sin ella. Ante cualquier escenario tenemos la libertad de decidir si lo convertimos en una oportunidad para practicar la aceptación, o en un obstáculo que hará más pesada la carga.
Solo cuando hacemos las paces con el hecho de que las situaciones externas se salen de nuestro control, es que dejamos de poner toda nuestra atención en lo que pasa y mejor enfocarla en cómo reaccionamos. Así es que gradualmente dejaremos la familiaridad con la idea de que ante toda acción debemos reaccionar, y poco a poco nos volveremos maestros en la práctica de la aceptación paciente: el secreto de la felicidad.