El incremento de la delincuencia y la falta de actuación por parte de las autoridades ocasionó que los ciudadanos comiencen a tomar acciones por propia mano.
La sociedad se siente molesta y así como las guardias civiles se organizaron en las comunidades, rebasando lo que la ley permite, lo hicieron en colonias de Veracruz, para actuar en defensa propia.
En la zona de mercados de la ciudad de Veracruz es en donde mayor cantidad de detenciones por parte de los locatarios y consumidores se ha dado.
En la mayoría de los casos las personas amarraron, golpearon y lesionaron a los delincuentes para entregarlos a la policía.
Pero también es cierto que los supuestos asaltantes se quejaron de haber sido maltratados y humillados.
Luis Alberto Martín Capistrán, expresidente del Colegio de Abogados de Veracruz, dijo que el aumento del índice delictivo es resultado de la falta de una política relacionada a la prevención del delito.
Aunado a ello se mantiene la descomposición del tejido social por la falta de valores, principios, trabajo o por rencor social, como el feminicidio y secuestro.
“Son muchos factores al cometerse delitos. Es un fenómeno común que se está viviendo en todas partes y desafortunadamente se está normalizando”.
La gente piensa que no va a llegar la policía, o que liberarán al ladrón y seguirá robando, entonces tratan de hacer algo.
El Artículo 16 de la Constitución indica que cualquier persona bajo su más estricta responsabilidad podrá detener a otra persona cuando cometa un delito en flagrancia.
Pero se debe poner en inmediata disposición de la Fiscalía.
Sin embargo, ante el hartazgo la gente golpea y maltrata al presunto ladrón.
“Estamos en una crisis de prevención del delito e impartición de justicia. Se puede detener en delitos en flagrancia pero no podemos golpear a la persona salvo lo que sea normal en el proceso de aprehensión”.
Cuando el ladrón llega a ser víctima de lesiones la Fiscalía puede arremeter en contra de quienes incurrieron en dichas agresiones, sin embargo, no se actúa de esa forma.
Y es que se reconoce que el hartazgo social es alto y que el sistema no se da abasto ante el índice delictivo
“Al ser objeto de amenazas de muerte, lesiones y maltrato se convierte en víctima. Pero no hemos visto casos donde las fiscalías actúen en contra de este público que golpeó, desnudo y humilló al delincuente”.
Los patrullajes inhiben parcialmente las conductas delictivas, pero falta un programa permanente.
Citó de ejemplo el centro de la ciudad de Veracruz donde constantemente se roban el cobre, cableado, tinacos, entre otros.
Admitió que los ciudadanos se sienten inconformes con el nuevo sistema de justicia penal que al anteponer derechos humanos.
“Dicen que cómo es posible que si el robo fue sin violencia le tomen su declaración y se va a la calle aunque es el que robó”.
Además el aparato de procuración de justicia es engorroso y no existen campañas de prevención del delito de ninguno de los tres ordenes de gobierno.
Martín Capistrán insistió en que se necesita mejorar el sistema de procuración de justicia pero sobre todo esquemas de prevención del delito.
Varios casos
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