Qué ondón mis cuates chidos. Qué dijeron? Seguramente algo así como que 'aquí nuestro valedor ya ni nos pela'. Pues naranjas y limas.
Aquí estoy más puesto que un calcetín para dar a conocer la negligencia de algunas autoridades que no hacen su chamba y cuando hay algún desperfecto en la ciudad lo único que hacen es colocar sus benditas cintas amarillas, como si con eso resolvieran el problema.
Fíjense. Iba yo caminando por la calle Mario Molina en dirección poniente a oriente y al llegar a la avenida Revillagigedo, que me voy topando con una banqueta con un pedazo roto y también roto un pedazo de la guarnición.
El sentido común -que suele ser el menos común de los sentidos- indicaría que se debe completar ambos tramos con una respectiva dosis de cemento; no hay que ser un maestro albañil para llegar a esa conclusión.
Pero nuestros estrategas quizá quisieron aplicar alguna técnica de construcción muy sofisticada, cuyos materiales son cinta amarilla, un palo y una llanta, como para señalizar el peligro de caer y romperse una pierna...
Y preguntón, como es su brother El Justiciero, pos pregunté a los vecinos cuánto tiempo lleva esa situación y me respondieron que... semanas.
Y eso que hablamos de una zona céntrica. Ya ni preguntar qué pasaría si fuera en una colonia de la periferia.
Pos ahí les dejo de tarea, mis brothers del alma, pa' que botaneen un ratón a esos omisos que no hacen su chamba.
Se despide su hermano del alma. Y pórtense mal!!! Es más rico que portarse bien!!!
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