¿Qué hay, mi banda jarocha? fíjense que casi me les voy tres metros bajo tierra, o hasta más, pues iba caminando tranquilamente por las calles del fraccionamiento Vista Mar, en Veracruz, cuando por confiado no me percate de semejante socavón, y eso que tenía su advertencia.
Un par de llantas y una canasta, enrollados con cinta amarilla, son la señal de que hay un tremendo hundimiento sobre la calle Sol de Otoño, entre Constituyentes y Rafael Orta, en el mencionado fraccionamiento.
Después del susto que me pegue, me puse a investigar el origen de este socavón, a lo que mis cuates me contaron que se originó después de las lluvias que cayeron en la región, sin que nadie vaya a repararlo.
El hundimiento se ve profundo, si alguien llega a caer ahí no sale jamás, por lo que buscan evitar alguna tragedia. Incluso, los automóviles corren peligro al transitar de noche, pues aunque hay una señalización, a veces no es suficiente para quién va distraído.
Mis amigos del Vista Mar temen que el hoyo se haga más profundo y más grande en su extensión, por lo que piden una intervención de las autoridades correspondientes, a quién le toque realizar el trabajo de reparación, que lo haga ya.
No se vale que se sigan presentando hundimientos en las calles que ponen en riesgo la integridad de la población y que nadie haga algo al respecto. Esperemos que no se deje pasar el asunto, pues ya lleva sus semanitas de existencia.
Sin más por el momento, mis cuates quedan a la espera de que ese socavón sea reparado, y así dejar de vivir con la angustia de que un día aparezca una persona o un automóvil dentro de él. ¡Chao!
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