En el Fraccionamiento Torrentes, al norte de la ciudad de Veracruz, la banda anda bien enchilada porque la calle Tamul, entre Tlalixcoyan y Tonachi, está hecha un desastre, carnal. Dicen los vecinos que ya no se sabe si van al jale o a explorar la Luna, porque los hoyos están de no manches.
Con las lluvias del sábado, los cráteres se tapan con agua y se vuelven traicioneros.
No sabes si es un charquito o un socavón de esos que te botan la suspensión, pachi. Ahí ves los carros bien tronados y la raza brincando como si anduvieran en rally.
La cosa está tan crítica que hasta los repartidores de comida ya ni quieren entrar. Cancelan los pedidos porque dicen que sus motos no son submarinos, y pues sí, con tanta laguna que se hace, mejor se van por otra ruta.
Y si vas caminando, ni se diga. Sales en chanclas al Oxxo y terminas con las patas todas salpicadas de lodo, casi te hundes en un hoyo que parecía trampa de la edad de piedra. Esto ya es una selva urbana, carnal.
La banda pide a gritos que las autoridades se pongan las pilas y vengan a tapar los hoyos antes de que alguien se parta la madre o los carros se queden atascados.
No es la primera vez que los vecinos levantan la voz, pero nomás no llega el chavo que arregla las calles.
Entre risas, corajes y llantas ponchadas, la neta es que el barrio necesita atención urgente. Porque si no arreglan pronto, a este paso, mejor que le cambien el nombre a la calle por Cráter Tamul, que le queda más chido y más real.
Y para acabarla de amolar, en las noches la cosa se pone peor, porque ni luz hay. Los postes parecen de adorno y la oscuridad nomás hace más peligrosa la aventura de cruzar esa calle lunar. Ya varios vecinos se han dado sus buenos trancazos por no ver el hoyo que tienen enfrente. Entre la falta de alumbrado y los baches asesinos, parece que al fraccionamiento lo tienen en el olvido total.
Algunos hasta están pensando en ponerles nombres a los cráteres, como si fueran colonias o zonas arqueológicas. Pero ya en serio, la banda quiere soluciones. Porque aunque le echen humor al asunto, el coraje no se les quita, y el miedo de que un accidente serio ocurra está bien presente.
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