Que tranza con la que avanza, carnales. Fíjense que estuve a punto de tirarme un chapuzón en una de las tantas albercas improvisadas que tienen mis amigos de las Amapolas.
Resulta que sobre la calle Magnolia entre Zapote y la calle Ciprés, hay una variedad de piscinas de chocolate donde puedas darte uno de esos baños rejuvenecedores, mejor que las termales.
Los vehículos tienen que hace maniobras para no caer en los charcos de gran tamaño, pues aún no cuentan con motores para realizar recorridos sobre el agua.
Familias y viviendas están siendo afectadas por las lagunas que prácticamente abarcan toda la vialidad. Tuve que saltar para no ensuciar mi ropa del tianguis recién comprada.
Ya les hace falta una pavimentación a esas calles que con cada lluvia se vuelven lagunas de aguas oscuras. Por lo que hacemos el llamado a las autoridades pertinentes para se vayan a dar una vuelta por las Amapolas y les tiren paro a mis carnales.
La proliferación de mosquitos y otros insectos aumenta debido al estancamiento de agua que predomina en la zona.
Cabe señalar que sobre la calle Magnolia, se ubican por lo menos tres escuelas, lo que hace aún más incómodo caminar por ahí, los pequeños terminan con el uniforme sucio.
Amigos míos, ya verán que nuestras exigencias serán escuchadas, mientras tanto sigan enviando sus reportes al número más leal del planeta, o sea, el mío.
Yo con gusto tomaré nota de sus quejas y apoyaré para que sean solucionadas. Sin más que decir, yo me despido. ¡Bye!
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