Juan Téllez y su mamá llegaron a la antigua colonia Lecheros en 1967. Llegaron como invasores de unos potreros que años más tarde se convirtieron en una colonia céntrica en Boca del Río.
Poco a poco y con esfuerzo construyeron una pequeña casita con madera y algo de varilla.
Acostumbrado a vivir sin luz, don Juan dejó el quinqué con el que se alumbró por años durante las noches y salió a vender un poco de pet. Cuando llegó encontró su casa envuelta en fuego.
Una rata sacó el trapo con el que funcionaba la lámpara y provocó un incendio que dejó al hombre de 75 años sin hogar.
Primero pensó en los cuatro gatitos que le hacen compañía, pero los vecinos le dijeron que no se encontraban dentro porque habían escapado cuando vieron las llamas invadir toda la casa.
Después, recordó que tenía guardado el dinero de los cuatro meses de la pensión del Bienestar con la que se mantiene cuando no puede vender pet o cartón.
¿De qué se mantendría? ¿Cómo iba a sobrevivir? En un impulso, don Juan se lanzó hacia la casa en llamas para recuperar su dinero y poder así hacer frente a lo que le estaba ocurriendo.
En la carrera de don Juan hacia el fuego los vecinos lo agarraron para que no entrara, pues toda la vivienda se estaba consumiendo.
El plástico, cartón y fierro que almacenaba para la venta se consumió rápidamente y -junto a la madera- fueron el combustible para que la casa se quemara inmediatamente.
Su acta de nacimiento, su credencial de elector y la tarjeta de Banamex con la que cobraba su pensión de adulto mayor se redujeron a cenizas. Don Juan no solo se quedó sin casa, también perdió cualquier forma de identificarse.
En el terreno sin número, ubicado en la calle 7 de la colonia Lechería en Boca del Río, quedan pocos escombros de lo que alguna vez fue el hogar de Juan y sus cuatro gatitos.
Al otro día del incendio el Ayuntamiento de Boca del Río envió cinco camiones con personal para recoger los restos de la casa.
El metal que lograron rescatar lo aprovecharon como fierro viejo y lo fueron a vender a una chatarrera al otro lado de la colonia para que el adulto mayor pudiera tener “unos pesos”.
En el terreno quedaron una taza de baño sin paredes, una vieja carretilla con trozos de madera y algunos trastes.
La madrugada del 29 de marzo una vecina le dio un cuarto para que durmiera, pero don Juan no se quería meter hasta encontrar a sus cuatro gatos que salieron huyendo del incendio.
Ahora, vuelven de vez en cuando a buscar su casa, pero en su lugar encuentran un terreno limpio donde quedan restos de un árbol al fondo.
Las vecinas de la calle se han organizado para ayudar al adulto mayor: Eloiza Uribe hizo una lista con lo necesario para que don Juan recupere su casa; otros lo ayudaron a limpiar el terreno, unas le dan asilo y otras lo alimentan.
“Hemos recibido ropa, alimentos no perecederos, papel higiénico. Nos hace falta ropa de cama, ventilador, mesas, un roperito… láminas, block, cemento, comida para gatos y toalla para el cuerpo.
“Se pueden comunicar al 8184709894… y pueden acudir a la dirección: Calle 7, entre Manuel Nieto y López Arias”, especificó la vecina.
Frente a lo que alguna vez fue su hogar, don Juan se sienta entre un bulto de ropa y unas sillas de comedor que le donaron.
Se siente deprimido, pero tiene fe en toda la ayuda que recibe y que, sabe, recibirá.
Ayuda municipal
Mildred Lara
Luego de perder su casa y demás bienes materiales a consecuencia de un incendio, Juan Téllez dijo estar muy sorprendido y sobre todo agradecido con los ciudadanos que lo han apoyado donando ropa, zapatos y alimentos.
El caso del adulto mayor de 75 años conmocionó a los ciudadanos, quienes desde aquel día se han sumado, incluyendo al presidente Municipal de Boca del Río, Juan Manuel Unanue Abascal, quien asistió hasta el lugar de los hechos para ofrecer su entera ayuda.
“Ya vino el alcalde y va a volver a venir, yo espero que me ayude. Ellos gestionaron la limpieza por eso el trabajo va muy avanzado, ya hicieron el trascabo, vinieron unos 5 o 6 carros con los trabajadores de Boca del Río y yo les doy las gracias también a todos los que me ayudan con comestibles, trastes, ropas y todo.”
Don Juan también lamenta la perdida de sus ahorros de la pensión Bienestar, dinero que es su único ingreso económico y que administra cuidadosamente para poder subsistir.
La depresión en la que cayó al perder todo encontró una esperanza al ver la ayuda que está recibiendo, pues aseguró que él solo nunca hubiera podido.
“De mientras una vecina me dio un cuarto de su casa para que descansara y guarde las cosas que me han estado donando. He recibido mucho apoyo por todos los ciudadanos y medios de comunicación que han venido, estoy muy agradecido con todos los que me han echado la mano”, concluyó.
/oh
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