Visitantes y jarochos se lanzaron literalmente al agua salada en playas como Villa del Mar para disfrutar el 'puente' vacacional por la Revolución Mexicana.
Y con la ventaja de no haber temperaturas elevadas gozaron más, entre chapuzones y el golpe del viento al chocar contra sus pieles mojadas; así lo expresaban sus carcajadas estruendosas.
Pero no se salían del mar. Ahí seguían con su entrar y salir, mientras otros preferían disfrutar de la brisa marina bajo una palapa, disfrutando el ambiente de esa zona a la que alguien se refirió en alguna época como 'aldea africana'.
Niños menores de 5 años corrían sobre la arena, trazaban rayas con algún objeto. Cuando el mar se alejaba, corrían unos pasos hacia adentro de donde acababa de retirarse el agua, y cuando veían acercarse a las pequeñas olas salían corriendo hacia los brazos de sus padres, entre risas escandalosas y contagiosas.
Grupos de jóvenes disfrutaban el mar desde afuera, cerveza en mano y mientras movían el vaso trazando círculos en el aire se justificaban. "Es refresco de manzana", afirmaban.
Hasta el mediodía el calor no se sentía sofocante en la playa, pero al paso del tiempo se incrementó la sensación térmica.
Y algunos comerciantes de la zona cuchicheaban, pero no tan bajo como para no ser escuchados, que era turismo del que no hace mucho gasto.
Pero al intentar conversar con ellos se esfumaban y se perdían entre las palapas de palma.
Algunos visitantes planearon irse la tarde de domingo, pero otros prefieren irse hasta la tarde de lunes para aprovechar al máximo a la ciudad de Veracruz.
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