En la década de los años 50, un curioso evento cubrió las portadas de los periódicos mexicanos. Los protagonistas, nueve hombres provenientes de Santurtzi (Vizcaya, España), quienes arribaron al puerto de Veracruz tras la huida que emprendieron del régimen franquista.
La historia se remonta al mes de julio en 1950, donde los fugitivos tomaron partido de la procesión marinera que se realiza con motivo del Día de la Virgen del Carmen para llevar a cabo su escape.
De esta manera, los hombres vascos subieron a un baladro (embarcación ligera), cuyo nombre era “Montserrat”, el cual se encontraba en los astilleros Alza de Santurtzi. Una vez terminados los preparativos, pusieron rumbo a Sudamérica.
Sin embargo, no contaban con los eventos desafortunados que enfrentarían desde que se encontraban atravesando Canarias, donde el motor de la embarcación expiró, viéndose obligados a continuar su viaje por el Atlántico ayudados por las velas del “Montserrat”.
En su travesía, los nueve tripulantes soportaron diversas problemáticas, donde también se vio envuelta la marina franquista. No obstante, las inclemencias atmosféricas fueron las que mayor dificultan representó.
En este sentido, los vascos sobrevivieron a siete huracanes. Algo inimaginable, aunque no descabellado, ya que, de acuerdo al Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos, la temporada de huracanes del Atlántico en 1950, fue la que mayor número de huracanes de alta intensidad registró. Fueron 13 huracanes en total, de los cuales ocho alcanzaron, e incluso superaron, la categoría tres.
Los tripulantes del Montserrat fueron: Agustín Palacios Lopategi, José Martín Barinagarrementería Eguskiagirre, Luis y Manolo Algorri Villanueva, Gregorio Solano Ahedo, Ismael Martín del Río y Ramón, José Luis Bilbatúa Madariaga y Félix San Mamés Loizaga.
Gracias a este último, se conoce la historia de este viaje inusual. Relatos plasmados en los diarios que escribió durante la travesía. En sus páginas, San Mamés narra las aventuras de los nueve vascos fugados, desde los preparativos de su huida en los astilleros Alza de Santurtzi, hasta su llegada a Veracruz.
El viaje significó un naufragio “helénico”, en el cual estuvieron 91 días viajando en el océano Atlántico. A pesar de perder el motor casi al inicio de su travesía, San Mamés asegura que “el compañerismo” fue el combustible que mantuvo en pie el espíritu del “Montserrat”.
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