Aunque ya pasó el Día de Muertos, cientos de familias acudieron a los cementerios para visitar a sus seres queridos que se les adelantaron en el viaje hacia la eternidad.
A mediodía te domingo, el Panteón Jardín lucía muy concurrido no sólo por personas que fueron a visitar a sus padres o a otros seres queridos, sino por vendedores que literalmente rodeaban a los visitantes para ofrecerles pan, tamales, atole, café, tortas, gordas, picadas, garnachas y todo lo imaginable.
"De aquí hasta quién sabe cuándo cae otra temporada así", comentó Jesús, quien dijo que además de los domingos, sólo en Día de las Madres es cuando tienen buenas ventas.
Aunque dijo no ser el dueño del negocio sino sólo un familiar, afirmó que no se llenan los bolsillos de dinero.
Mencionó que los aguadores tampoco tienen mucho trabajo porque las familias prefieren lavar las tumbas para no pagar.
A diferencia del viernes y sábado, cuando había mariachis, marimba y bandas norteñas, en la visita dominical se observaba más rapidez en la afluencia de caminantes, porque éstos huían del sol y buscaban la sombra.
"Está perro el calor", señalaban los caminan afuera de ese camposanto.
Otra diferencia con el jueves reciente fue que en domingo estaba despejado a medias el tránsito vehicular a las afueras del Panteón Jardín.
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