Las posadas y pastorelas, elementos emblemáticos de la Navidad en México, tienen su origen en las tradiciones religiosas introducidas por los españoles durante la época colonial, destacó Ricardo Cañas, experto en historia y cultura de Veracruz.
Indicó que estas celebraciones fueron clave en la evangelización de los pueblos indígenas, quienes, a través de estas representaciones, comenzaron a adoptar el cristianismo.
Detalló que estas festividades surgieron como una estrategia de los frailes para enseñar la historia del nacimiento de Cristo de manera accesible.
"Más o menos por el año de 1568, los agustinos que se encontraban a un ladito de las pirámides de Teotihuacán, el sacerdote que se llamaba Fray Diego de Osoria obtuvo del papa Sixto quinto un permiso para efectuar las misas de aguinaldos en ellas entraban los indígenas y se daban en latín, no entendían por lo tanto los agustinos empezaron a representar con pequeños escenarios teatrales como había nacido Dios para que los indígenas supieran y dejaran a Huitzilopochtli y demás dioses a un lado así se fueron creando las pastorelas y las posadas".
Señaló que las posadas, que se celebran durante los nueve días previos a la Navidad, simbolizan los meses de embarazo de la Virgen María. Estas festividades culminaban con cantos, la ruptura de la piñata y el arrullo del Niño Dios en la iglesia.
Asimismo, comentó que un elemento icónico de estas celebraciones es la piñata, cuyo diseño y significado trascendieron como parte de la enseñanza religiosa.
"Entonces la piñata debe ser vistosa, muy bonita y llena de colores porque los pecados son atractivos, entonces te tienen que vendar y agarrar un palo y pegarle con tu fe ciega, no sabes dónde está, pero sabes que la vas a destruir. Al momento que la destruye desde el cielo te cae los dulces, la colación y justamente cuando terminaba, acostaban al niño Dios dentro de la iglesia".
Añadió que, con el tiempo, estas tradiciones salieron de los templos y se trasladaron a las calles y barrios, convirtiéndose en eventos comunitarios donde familias, vecinos y amigos celebran juntos.
Finalmente, subrayó que actualmente las posadas y pastorelas conservan su esencia como una combinación de fe y festejo que une a las personas en torno a las tradiciones decembrinas, manteniendo vivo este legado cultural que data de la época colonial.
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