El dulce trabajo que inspira a Roberto Carlos

La fe es uno de los combustibles más nobles que poseemos. En las adversidades, no sólo mueve montañas, sino también impulsa nuestras motivaciones por muy empañado que se encuentre nuestro panorama. El veracruzano es ejemplo vivo de ello, y el día de hoy conocerán a un jarocho que lleva tatuada esta filosofía.

Es posible que lo encuentren caminando por las calles céntricas de Veracruz, cargando un par de bolsas en manos y hombros, las cuales contienen lo que de vez en cuando necesitamos para hacer más llevadera la tarde y, al mismo tiempo, consentirnos.

Su nombre es Roberto Carlos Lezama Duarte, un hombre al que todos ubican por sus productos, su enorme actitud y, sobre todo, su calidez. En sus bolsas carga todo tipo de dulces, bocadillos y frituras, los favoritos de quienes viven y/o laboran en las inmediaciones del Centro porteño.

Desde hace ocho años, Carlos decide adentrarse en la venta de dulces típicos y botanas, una labor que ejerce con entusiasmo, personificando el dicho que enuncia "llueve, truene o relampaguee", puesto que su presencia en las calles es fiel a pesar de lo que ocurra en el exterior.

"Antes de dedicarme a este bonito trabajo, estuve mesereando por un tiempo. Pero yo buscaba algo que me mantuviera afuera, caminando y conociendo gente, porque aunque no sea lo mismo estar atendiendo en un local, el trato social es un aspecto que siempre me ha 'movido'.

Carlos inicia su recorrido desde la avenida Alcocer, a la altura de Pino Suárez, en punto de las 8:00 horas. Conforme avanza, puede hacer escalas para surtir nuevamente sus productos y continuar hacia el Hospital Regional de Veracruz y también al Centro Histórico, visitando los recintos emblemáticos del mismo donde, por cierto, es muy conocido.

La buena respuesta de la gente le ha permitido incluso cumplir pedidos personalizados en oficinas y locales. Con sólo asomarse a mirar el contenido de sus morrales, podrán encontrar desde palanquetas, doraditas, gomitas azucaradas, jamoncillo y dulce de leche, hasta cacahuates, chicharrones, palomitas, papas fritas y malangas con sabores variados, entre muchos más.

Un día lo decidí y salí a las calles con mis bolsas y morrales llenos de dulces y frituras, teniendo en cuenta qué es lo que le gusta a la mayoría de la gente. De hecho, he incluido productos poco a poco a mi 'inventarios para hacerlo más variado y que así puedan estar satisfechas más personas

Con la pandemia en 2020, sus ventas en el exterior disminuyeron considerablemente, al igual que los proyectos que buscaba materializar a corto plazo. Sin embargo, trabajadores y comerciantes del centro porteño lo tuvieron presente y le llamaban para comprar sus productos a montones, muestra del lugar que se ha ganado a base de esfuerzo, dedicación y compromiso.

"Las caídas son duras, pero levantarse debe ser mejor todavía. Uno debe aprender a sacar ese coraje y nunca rendirse. La constancia es la clave para lograr todos los objetivos que tengamos en mente y verán que todo podrá fluir con facilidad. Es una gran lección que me ha tocado vivir, afortunadamente.

"Siempre que alguien me compra y me busca, la manera que tengo para agradecer es decirles 'Dios te bendiga'. Soy testigo que aún existe gente buena y no podría estar más agradecido y motivado con quienes confían en mí y con la vida en todos los sentidos. Y sepan que aquí seguiré, dándole duro con la misión de alegrar sus jornadas a través de mi trabajo", concluyó.

/fp