El fin de año es una época de celebración, y reuniones familiares que parecen no tener fin. Sin embargo, también es un período en el que muchas personas suben de peso y es que los platillos tradicionales de las fiestas suelen ser ricos en grasas, azúcares y carbohidratos, desde los tamales hasta el pavo relleno, los postres y las bebidas como ponche, chocolate caliente o vino.
En esta temporada, las rutinas diarias se ven alteradas por las vacaciones lo que reduce la motivación para hacer ejercicio. La mentalidad de "es fin de año, me lo merezco" fomenta un consumo desmedido. Al considerar que el año está por terminar, muchos posponen los hábitos saludables para "después de enero", cayendo en excesos sin pensar en las consecuencias.
En nutriólogo Roberto Muñoz Joachin emitió algunas recomendaciones, aclarando que no es cuestión de restringir sino de incrementar las medidas propias de una vida saludable.
Destacó disfrutar de los platos tradicionales con tres comidas principales y dos tentepies, uno por la mañana y otro a media tarde.
"Hay que cuidar las raciones, se puede comer de todo, pero teniendo muy en cuenta la cantidad. Los excesos pasan factura. Cocinar sólo la cantidad que se va a comer el día de la celebración, evitando que estas preparaciones sigan presentes en tu mesa durante los días o semanas siguientes".
Comer de todo intentando no llenar los platos más de lo que lo se hace habitualmente; preparar aperitivos ligeros previos a los platos fuertes a base de ensaladas, marisco hervido y carnes magras como el jamón, lomo; tomar alcohol con moderación, pues contiene las más calorías que la grasa.
El nutriólogo dijo que es preferible hacer las tres comidas principales, aunque sean más suaves para compensar los excesos.
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