Raúl Osiel Layna Espíndola es el nombre del pequeño escultor, desde antes de los 8 años ya sabía armar una figura en plastilina con gran talento y detalle.
El menor, que ahora tiene 10 años de edad, se introdujo en el mundo de la plastilina y el moldeado luego de ver un canal de YouTube, donde enseñaban paso a paso cómo hacer muñecos de plastilina.
“Había un canal de YouTube donde presentaban muchos muñecos de plastilina y me gustó, empecé a jugar con plastilina y de ahí a hacer figuras”, recordó.
Sin embargo, no le tomaba mucha importancia al talento que iba desarrollando, pues luego de hacer una figura, la desbarataba para formar una nueva.
“La primera figura a la que le he puesto más detalles y más dedicación es esta de Quetzalcóatl, ya que me la encargaron en la escuela para un museo que montamos como proyecto escolar”, dijo.
Aunque para el niño escultor, antes solo hacía muñequitos, esta es la primera figura que hace en forma, lo otro, como él lo llama, era solo juego.
“Con lo que yo jugaba eran muñecos, pero está es ya una figura que hice basada en una imagen de internet”.
Confiesa que aprendió solo, viendo en el canal, sin embargo, con el paso del tiempo fue perfeccionando su técnica y ahora hasta herramientas usa.
“Para darle los acabados y todos los detalles uso unas herramientas especiales para moldear en plastilina, que me compró mi papá cuando cumplí 9 años. Son como palitos con dos formas, una en cada lado, traen diferentes estilos, para hacer distintos patrones”, explicó.
Para darle soporte a la figura usa alambre, por ejemplo, el Quetzalcóatl tiene una base de alambre.
“Ahí, entre los dientes, se le ve un poquito el alambre con el que se sostiene la quijada, para que no se caiga”, dijo.
Para Raúl, es muy fácil armar una pieza, aseguró que esta figura solo le llevó unas horas, pues cuenta que, en menos de un día, en una noche, quedó concluida.
“Unas tres o cuatro horas fueron las que me llevé haciendo este trabajo que hice un sábado por la noche. Pues la tenía que entregar el martes, pero de una vez la hice toda, solo paraba para comer, y descansar unos minutos para que no me doliera la mano”, indicó.
Confesó que elige la plastilina por los colores, no por la marca, en eso no se fija, usa cualquiera.
“Solo me interesa el color que quiero, además, uso el alambre, para aquellas figuras que requieran un soporte o para unir las piezas, por ejemplo, para unir las cabezas de los muñecos o extremidades al cuerpo”, afirmó.
El pequeño escultor estudia el cuarto grado de primaria, aunque debería de ir en quinto, pero falló en segundo, así que ahora le echa muchas ganas pues algún día quiere llegar a ser capitán de barco.
“He pensado en hacer un barco en plastilina, pero aún no lo he hecho, para moldear una figura solo hago lo que se me ocurre al momento de jugar con plastilina, uso mi imaginación”, manifestó.
Su colección de barras de plastilina va en aumento constante, por lo que tiene muchas, la última vez que fue con sus padres a comprar el material con el que moldea sus piezas, regresó con 17 paquetes de plastilina de muchos colores.
“El color que más ocupo de plastilina es el rojo, me gusta mucho el color rojo, casi todo lo moldeo con rojo. Con el Quetzalcóalt usé dos barras de plastilina roja, además de plastilina blanca y verde”, afirmó.
Confesó que además de moldear en plastilina, también le gusta mucho dibujar, y aunque tiene acuarelas, le gusta más pintar con colores y plumones por lo que piensa pedirle a los Reyes Magos muchos colores.
“A los Reyes Magos les voy a pedir un paquete de cien plumones y de cien colores, yo cuido mucho mis cosas y espero que me duren, aún conservo un juguete desde que tenía un año y todavía funciona”, dijo.
Seguramente los Reyes Magos cumplirán el pedido de este pequeño niño escultor, al ver el talento y destreza que tiene, además del esmero con el que moldea cada pieza, ya que es algo que le gusta y lo relaja.
Fotos: Patricia Morales.
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