“Desde hace tres meses este puente fue ‘clausurado debido a que le retiraron los maltrechos barandales, pues algunas partes se habían caído”, cuentan los vecinos. El mal estado con corrosión en el que estaba representaba un peligro, pero desde entonces, el ayuntamiento no los rehabilita.
Es el puente peatonal de la avenida Rafael Cuervo, frente a la calle Playa Regatas en la Colonia Playa Linda, una gran llanta, barras de metal soldadas y una cinta de precaución impiden el paso en las dos escaleras del puente, debido a que hoy el puente es solo una larga plancha de concreto en donde cualquiera podría subir y caer al no haber barandales.
“Si es que no lo van a rehabilitar, ojalá lo pasaran a la altura de Soriana, allá sí se necesita un puente peatonal porque la pasada está de miedo y mucha gente pasa por allá, en aquel punto los autos van como locos y aunque hay semáforo la circulación es de dos sentidos: de Cuauhtémoc y de Fidel Velázquez”, comenta el señor Roberto Escamilla vecino de Playa Linda.
No es el único
Pero éste no es el único puente descuidado por la dirección de Servicios Municipales y la de Mantenimiento Urbano, aproximadamente, 900 metros adelante, a la altura de una reconocida farmacia de la misma vía vehicular, otro puente peatonal es carcomido por el salitre.
Su estructura metálica que conforma el pasamanos y su barandal está en pésimas condiciones, casi toda la estructura está oxidada y corroída, en algunos puntos incluso el metal ya se separó del cemento de los escalones, y en otros los tubos están partidos.
Algunos escalones están destruidos y varios tubos de soporte solo se unen con los escalones por escasos centímetros de metal. Aunque los barandales aún están fuertes y solo se cimbran al pegarles, no pasará mucho tiempo para que representen un peligro para la poca gente que lo usa.
Además estos puentes están muy cerca del mar, por lo que la brisa con salitre que reciben todos los días los deterioran constantemente.
¿Y Parques y Jardines?
Mientras tanto, debajo de ese puente, junto a un reconocido restaurante que acaban de hacer en esa zona, hay un enorme terreno baldío y más de la mitad del ancho de la banqueta está invadido por monte, lo que dificulta caminar a la gente que vive por ahí.
El follaje que se sale de la malla perimetral que puso el dueño del terreno solo le deja libre el 30 por ciento de banqueta, lo que obliga a los peatones a caminar por la orilla o por debajo de ella, pues temen que algunos insectos o ratas los ataquen, incluso que algún malandrín les salga al paso.
Cabe recordar que muy cercana a esta banqueta circulan, a alta velocidad, camiones de diversas rutas que ponen en peligro a los ciudadanos que transitan por ahí.
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