Qué onda mis cuadernos, ¿cómo están? Fíjense, yo ando como agua para chocolate porque ahora sí ya me cansaron la paciencia los vagos y los malvivientes que se adueñan de casas y lotes baldíos.
Pero la culpa la tienen los dueños irresponsables, que no los cercan o mejor aún, no les construyen una barda para tenerlos a buen resguardo
Figúrense que en el centro de la ciudad, en la calle Virgilio Uribe entre Díaz Mirón y Lafragua, a la vuelta de una conocida tienda de autoservicio, hace tiempo dejaron un predio abandonado pero sin barda.
¿Y qué creen, mi sangre? Pues que los que no tienen oficio ni beneficio se pusieron felices porque les pusieron de pechito a las víctimas, hombres y mujeres que trabajan, jóvenes que estudian y regresan de noche de la escuela y pasan por ahí.
Los fulanos ésos se esconden en los matorrales del terreno y sorprenden a los caminantes, les meten cada susto con sus navajas y como esa cuadra ya está despoblada, ni quién se asome para auxiliar a las víctimas o al menos para llamar a la Policía.
Un día de éstos va a ocurrir una desgracia y todos se lavarán las manos. Estamos a tiempo de prevenirlo y evitarlo, pero se requieren acciones, desde rondines policiacos hasta requerir al propietario del predio para que lo bardee y deje de ser un foco rojo.
Y que no vengan con la excusa absurda de que es una propiedad privada, pues precisamente por eso hacemos el llamado a la autoridad para evitar que jovencitas y chavos sean las próximas víctimas de los depredadores sexuales.
Tons qué, mis carnales, mi sangre? ¿Le entramos o primer convivamos a las autoridades? Ustedes digan y nosotros le entramos.
La unión hace la fuerza ¡Juntos somos invencibles, mis cuadernos! ¡No nos dejemos intimidar!
/ct
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