Un grupo de personal médico proveniente de la región de Los Tuxtlas abordó el vuelo de las 2:45 de la tarde con destino a la Ciudad de México.
En ese vuelo que despegó del Aeropuerto Internacional de Veracruz Heriberto Jara Corona viajó Mario Alberto Cobaxin Zapien, un enfermero general oriundo de San Andrés Tuxtla, Veracruz.
La motivación principal de Mario es ayudar a sus compañeros en los hospitales de la capital del País que ya se encuentran agotados de las extenuantes jornadas combatiendo la enfermedad.
Él es enfermero del Hospital General de Zona número 50 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Lerdo.
Al igual que los más de 600 médicos, doctoras, enfermeros y enfermeras que viajan de diversos puntos del país hacia CDMX para ayudar en la contingencia sanitaria, su trabajo es voluntario.
La primera convocatoria, recuerda, surgió a principios de noviembre para viajar a Ciudad Juárez y Durango, pero no pudo sumarse porque estaba de vacaciones. A mediados de diciembre los convocaron para acudir a la Ciudad de México, que ha vuelto al semáforo rojo de covid.
Mario Alberto fue uno de los primeros enfermeros que atendieron a pacientes covid en la clínica IMSS de Lerdo de Tejada, Veracruz.
“En Lerdo yo estoy en el módulo covid prácticamente toda mi jornada. En el módulo covid estoy atendiendo principalmente paciente infectado, sospechosos y cualquier anomalía respecto a patrón respiratorio.”
Su permanencia en ese módulo desde que inició la pandemia no ha sido fácil. Con el tiempo ha aprendido a controlar sus emociones para no desfallecer cuando ya no puede hacer más por un paciente.
“Es traumático porque llega el momento en que te paras junto al paciente y dices: ya no le puedo dar nada más, le estás dando todo lo que te están indicando y a veces nada más los ves morir, sin poder hacer nada, y es bastante triste”, lamentó.
Una de las experiencias que jamás olvidará es cuando tuvieron que entubar a una niña de 12 años, que posteriormente tuvo que ser trasladada a un tercer nivel de atención por la gravedad de su caso.
“Los vemos entrar, pero a veces ya no los vemos salir”, lamenta Mario Alberto sobre los efectos que el covid-19 ha provocado en la salud de las personas.
A mediados del 2020, cuando aún no se definía la estrategia de atención en la clínica donde labora, el enfermero resultó contagiado de covid-19.
El protocolo que implementó en su hogar desde el inicio de la pandemia le permitió que nadie de su familia ni sus cercanos se contagiaran.
Sin embargo fueron días difíciles para él. Mientras mostraba fortaleza ante la enfermedad en apariencia por su familia, buscaba las pólizas de seguro por si la salud no le favorecía.
La convicción que Mario Alberto tiene por su profesión nació desde que estaba en la secundaria, tras hacer un curso en el IMSS decidió estudiar enfermería en la Universidad Veracruzana y posteriormente sumarse al personal de la clínica en Lerdo.
Tiene expectativas de ayuda para el personal médico que se encuentra agotado de usar el equipo de protección durante toda la jornada y que arriesga la vida por quien más lo necesita.
Sabe que la situación que se vive actualmente es una reacción de la desobediencia social hacia el llamado a permanecer en casa y salir únicamente para lo indispensable.
Pero quienes están en el frente hospitalario y aquellos que se han contagiado sin salir de sus hogares necesitan la mayor ayuda posible.
De esta forma, Mario y sus compañeros van por mínimo un mes a Ciudad de México para sumarse a las filas de aquellos que le hacen frente al covid-19 en México.
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