El obispo de la Diócesis de Veracruz, Carlos Briseño Arch, encabezó la ordenación de los nuevos diáconos en esta demarcación católica, Antonio Alvarado Beristain y Jesús Vázquez Lagunes.
En una misa multitudinaria en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el obispo ofició la ceremonia litúrgica ante fieles católicos.
Lo acompañó el Obispo Emérito de Veracruz, Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, y también acudieron sacerdotes de otros tiempos católicos correspondientes a la demarcación de esta Diócesis católica.
El descenso de la temperatura ambiental contribuyó a que no se sintiera excesivo calor dentro de la Catedral de Veracruz.
Los nuevos diáconos son Antonio Alvarado Beristain y Jesús Vázquez Lagunes.
Antonio Alvarado es originario de la comunidad Hato de la Higuera, en el municipio de Puente Nacional.
Por su parte, Jesús Vázquez Lagunes, es de la Parroquia San Gabriel Arcángel, en el puerto de Veracruz.
Cabe señalar que el diácono no sustituye al sacerdote pues sus funciones están definidas.
Todos ellos pueden predicar la palabra de Dios y auxiliar a las personas más necesitadas, pero el diácono no sustituye al sacerdote.
Según la Iglesia Católica, un diácono ayuda en el servicio al altar, predica la palabra de Dios e incluso puede celebrar bautismos y matrimonios, además de presidir los ritos funerales.
Lo que no puede hacer el diácono es celebrar la eucaristía, confesar a los fieles ni ungir a los enfermos, porque esas atribuciones son de los sacerdotes.
El diácono debe ampliar su formación en el servicio al prójimo y cumplir con lo que establece la carrera eclesiástica para poder ser un día un sacerdote.
"Responder a Dios no vale la pena, vale la vida", es la frase que toman como consigna de su devoción a Dios y por el servicio religioso y de ayuda al prójimo, se explicó antes de la ceremonia religiosa multitudinaria.
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