Mamá nunca se olvida: veracruzanos acuden desde temprano al panteón

Veracruzanos recordaron a sus mamás, que ya partieron de este mundo y cuyos restos descansan en el panteón Jardín, hasta donde llegaron para llevarles flores, platicar con ellas, llorar sobre su tumba y hasta tomarse unas cervezas sentados a un lado de su última morada.

Desde temprana hora del 10 de mayo la afluencia se notó en la entrada del campo santo, donde un coro de vendedores, que ofrecen sus productos, es el que da la bienvenida a los visitantes en este significativo día para los mexicanos.

Al cruzar la reja negra de fierro que se encuentra a la entrada del panteón, se escuchan las voces que ofrecen gelatinas, volovanes, gelatinas de mosaico, refrescos, flores, rosas, plátanos con chile, papas fritas y una gran variedad de productos de vendedores que buscan un ingreso extra a su desgastada economía.

Entre estas voces destaca la de Luisa, una mujer emprendedora que ofrece gelatinas de mosaico y que acudió este día para vender su producto.

"Yo soy eventual y hoy vine porque pensé que íbamos a tener una buena venta", confesó.

Y a pesar de que el ingreso de la gente es constante, no todos compran, son pocos los que se paran a comprar, otros solo miran y unos más continúan su andar, cargados de flores que adquirieron en los puestos ubicados unos metros antes del panteón, donde los ramos se encuentran desde 30 pesos.

"Todos vienen con sacrificios a ver a sus mamás, y pues hay que hacer el esfuerzo, nosotros venimos a ganarnos un peso, porque la situación no está muy buena", dijo.

Agregó que si mamá ya descansa en el sueño eterno, sin embargo se encuentra en el panteón de Tlacotalpan, por lo que no podrá ir, sin embargo siempre la trae en su corazón.

La mayoría de los visitantes busca limpiar las tumbas de sus madres y abuelas para luego colocar las flores, encender una veladora y permanecer un rato, ahí, en silencio, rezando, llorando o platicando con ellas y recordando las cómo fueron en vida.

Algunos acuden con toda la familia, otros más acompañados de alguien y unos pocos van solos a estar con su madrecita, que por cuestiones de salud, o "porque Dios así lo quiso" ha dejado de existir, sin embargo siempre permanecen en los recuerdos de sus hijos.

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