Octavio Ramos Ramos, magistrado federal en materia administrativa con sede en Boca del Río, ha sido testigo de cómo una sentencia puede transformar vidas. Ahora, con la reforma judicial en marcha -que permitirá que jueces y magistrados sean electos por el voto ciudadano- busca ser reelegido en el cargo que ha ocupado por 12 años, pero esta vez con el respaldo de la sociedad.
El magistrado afirma que, para él, el reto más importante de este proceso electoral 2025 es hacer justicia desde la realidad, no desde el escritorio.
"La reforma constitucional ya es una realidad. Ya el debate me parece que quedó atrás. Ahorita es sumar o abstenerse de participar. En el caso particular considero que es importante transitar los que tenemos una experiencia en la impartición de justicia, transformarla a la realidad social".
Ramos Ramos es candidato al cargo de magistrado federal por el distrito judicial electoral número 2, que comprende desde la zona conurbada Veracuz-Boca del Río hasta antes de la zona metropolitana de Coatzacoalcos y Minatitlán, incluyendo ciudades como Córdoba, Orizaba, Tierra Blanca, los Tuxtlas y gran parte de la Cuenca del Papaloapan.
Su nombre aparecerá en la boleta rosa, como candidato a magistrado federal con el número 24, durante las elecciones del 1 de junio del 2025.
Sobre sus orígenes, cuenta que es nieto de ejidatarios de la región norte del estado de Veracruz. Aunque nació en la Ciudad de México, su vínculo con tierras jarochas es profundo: veranos en Papantla, familiares en todo el estado y años de servicio judicial en distintas regiones de la entidad, incluyendo Xalapa y Coatzacoalcos.
Uno de los temas que más lo han conmovido en este camino es el derecho al agua. Recientemente, fue invitado por una asociación civil en Veracruz integrada por usuarios del servicio hídrico que reconocen su labor.
Su sentencia impidió que jueces de distrito desecharan demandas de amparo argumentando que las concesionarias no eran autoridad. "El Estado sigue siendo responsable del agua, aunque haya concesionado su administración", argumenta.
Esa y otras decisiones —como reconocer que una afectación persiste mientras no se restituya el servicio de agua potable— lo han acercado a la ciudadanía.
"Esas satisfacciones son de dos tipos. La primera es la conciencia tranquila de poder caminar, de poder salir a cualquier parte y mirar a las personas de frente, no hay nada que esconder, ni nada que ocultar", expresa.
Y a completa que "el trabajo judicial tiene una función social bien importante, contribuir en la impartición de justicia de una manera correcta para que exista gobernabilidad, para que exista el respeto de los derechos, es algo que no tiene precio".
Además de su experiencia en la carrera judicial, Ramos presume una trayectoria académica sólida: licenciado en Derecho por la UNAM, maestro con mención honorífica en Derecho Constitucional y Amparo, y con estudios en la Universidad Panamericana, la Escuela Nacional de Formación Judicial y universidades en España, incluyendo un máster en justicia constitucional.
Ha impartido más de 200 cursos y promueve activamente la perspectiva de género y la paridad en el Poder Judicial.
"Me parece bien importante que hoy es una realidad que el 50 por ciento de mujeres que participen en este proceso, con el 50 por ciento de hombres, van a ocupar cargos de responsabilidad. Eso no ocurría antes, ya había una idea, ya había compromiso constitucional, ya había legalmente algo diseñado, pero no se daba de una manera que fuera evidente o que realmente fuera eficaz".
Durante su carrera, ha recibido cinco reconocimientos de la Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia por proteger los derechos de grupos vulnerables, comunidades indígenas y mujeres. Algunos de sus criterios han sido validados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y hoy son de aplicación obligatoria.
Su estrategia de campaña, dice, se basa en la cercanía y la transparencia. "Voy a pie. Me acerco a los grupos más vulnerables porque son quienes más lo necesitan. No tengo celular pagado por la institución, pero sí tengo un número de WhatsApp disponible para que cualquiera me contacte directamente", detalla.
El magistrado Ramos también propone rendir un informe semestral a la ciudadanía, algo que no es obligatorio pero que considera indispensable. Otro de sus compromisos es con el lenguaje ciudadano, para difundir sus sentencias y cualquier persona pueda entenderlas sin ser especialista en Derecho.
"Las personas no quieren rollo, quieren justicia. Estoy simplificando mis sentencias, eliminando lo innecesario y comunicando directamente qué se resolvió y por qué", dice. Gracias a esta práctica, asegura, se ha reducido hasta un 70 por ciento el volumen de papel utilizado en sus resoluciones.
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