El pasado martes 3 de agosto, como todos los días, 10 empleados de una muy concurrida taquería de cochinita pibil en el primer cuadro de la ciudad de Veracruz empezaron la jornada desde las 8 de la mañana para tener el puesto listo a las 9:00 horas.
Fue a las 11:00 de la mañana cuando la señora Milagros del Cármen García Vergara recibió la llamada de uno de los compañeros de su esposo para avisarle que lo habían hospitalizado. Según la versión oficial de Carlos Aguilar, el señor José Luis Valenzuela Guerrero se había caído en su trabajo y estaba delicado de salud.
Seis días después de estar en coma, el 9 de agosto, José Luis perdió la vida. El acta de defunción registra un traumatismo craneal severo y muerte cerebral, con la que dicen, llegó al nosocomio donde fue internado.
La esposa, detecta inconsistencias en los hechos y las versiones así como los testigos, por lo que exige a la justicia se esclarezca el caso... “La doctora que lo recibió me dijo que desde que mi marido llegó, tenía las pupilas dilatadas, con sus ojos abiertos, ellos (los trabajadores) me referían que él se les había dormido”.
Algo no cuadra
La señora Milagros jamás recibió los lentes que usaba su esposo, si es que se quedó dormido ¿porqué tenía los ojos abiertos?, se pregunta. Le argumentan los trabajadores que cayó al estar arriba en un banquito en el que se tenía que subir para amarrar una lona, lo cual no cree porque ese no era su encomienda y además era muy tarde para hacer algo que normalmente se hace entre 8:00 y 8:30 de la mañana.
Presentó contusión importante en una de las cuencas de los ojos (moretón), como si hubiese peleado, de un lado de la boca, tenía también golpes y estaba rota. Carlos Aguilar, uno de los encargados del negocio y conocido de su esposo desde niños, le habló para pedirle perdón por haberse peleado esa mañana con el hoy finado.
“Lo transportaron en un carro particular, no le hablaron a la ambulancia, ¿por qué no llamaron a una ambulancia?, no lo podían levantar, y es tan cierto que mi marido terminó con dedos marcado en sus brazos, quiero que se sepa y se esclarezca el caso, sobre todo que rinda cuentas el encargado quien fue el que me habló pidiéndome perdón”.
Asegura que otro encargado, de nombre José Zárate, le da otra versión cuando ella llega al hospital.
- ¿Pepe qué pasó?
- “Ya sabes estos como son”.
No sabía ni qué decirme, minimizaba diciendo que discutieron y que pelearon.
- Ya está allá adentro, me dieron sus cosas, tuve que firmar para que lo entubaran para no comprometer sus órganos”.
Gato encerrado
Otro hecho que llama la atención es la actitud de los demás empleados que por años fueron compañeros de José Luis, pues ninguno fue para preguntar por el estado de salud de su compañero cuando estuvo hospitalizado, ninguno le dio el pésame, nadie se acercó a la señora, nadie asistió al velorio, tal pareciera hay un hermetismo bajo amenaza o por solidaridad, lo cual podría traerles problemas con la justicia si encubren un delito.
La denuncia de la señora Milagros fue hecha el día 12 en la Fiscalía 7ª, en el expediente UIPJ/DXVLLVer/4671/2001.
El único que le ha dado la cara del negocio es el dueño, Elías Robles.
El trabajo de José Luis por años fue embasar para llevar los pedidos de tacos.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2023 |