Exhorta Iglesia de Veracruz a realizar la marcha del 8M con civilidad

Las marchas que se lleven a cabo durante el 8 de marzo en Veracruz se deben de hacer con civilidad, exhortó Aurelio Mojica, vocero de la Diócesis de Veracruz.

Reconoció que las marchas que se han realizado en la zona conurbada Veracruz – Boca del Río no han presentado incidentes, sin embargo, hizo el llamado para que se mantenga el respeto.

El párroco de la Catedral de Veracruz aseveró que la iglesia católica está a favor de los derechos de la mujer y de su reconocimiento en los diferentes ámbitos, sin embargo, el recurrir a la violencia y la radicalización no es el mejor de los caminos para ello.

“Respetamos, exhortamos y valoramos todo el trabajo, todo lo que realiza la mujer y también es un llamado a que sean reconocidas en su dignidad, en su trabajo y en su labor, y a que todos nos respetemos porque va a ser siempre el propósito”, expresó.

De igual manera, el vocero de la Diócesis de Veracruz invitó a la sociedad a trabajar en unión para combatir los feminicidios y los demás actos de violencia que padecen a diario las mujeres en el estado y en el país.

“No nos vayamos por otro lado, y más bien que nos unamos para trabajar todos, que todos tengamos y respetemos los valores y dignidad de las personas”, enfatizó.

El prelado reiteró que tanto hombres como mujeres tienen los mismos derechos, los cuales deben ser respetados en su totalidad.

“Hombre y mujer, todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos. Debemos exhortar a eso sobre todo”.

Noche de Testimonios

En otro tema, el párroco anunció que el mismo 8 de marzo estarán en Veracruz dos padres extranjeros, así como uno mexicano para dar testimonio de la persecución que vive el catolicismo en la actualidad.

Detalló que el testimonio que darán los sacerdotes servirá para conocer el rostro de la iglesia que muchas veces no se ve, sobre todo en zonas donde supuestamente predomina “cierta paz o cierta armonía”.

Además, agregó que durante esta actividad también se llevará a cabo una oración por la paz, por la iglesia y por los cristianos que han padecido distintas situaciones por su fe.