A casi un siglo y medio de su construcción, el edificio que albergó a la Fábrica de Puros ‘La Prueba’ en la ciudad de Veracruz se deteriora cada día que pasa, pese a estar dentro del perímetro de Zona de Monumentos Históricos según el decreto presidencial del año 2004 expedido por el entonces presidente de la república, Vicente Fox Quesada.
Se ubica frente al Parque Ciriaco Vázquez y ocupa prácticamente la mitad de la manzana, con salida a las calles Miguel Lerdo por el norte, Miguel Hidalgo por el poniente y Manuel Gutiérrez Zamora por el sur.
Fue muy importante en su momento para la vida económica de la ciudad porque además de su producción generaba empleos.
El presidente de la Fundación de la Crónica de Veracruz (Fundacrover), Miguel Salvador Rodríguez Azueta, mencionó que el edificio como tal debió construirse a finales de los años 70 en el siglo 19, es decir poco antes de 1880.
Como era común en esa época, se erigió con piedra muca, que se utilizó para levantar la muralla que circundaba a la ciudad de Veracruz para resguardarla de las invasiones de piratas y otros grupos, y que para entonces ya estaba en demolición.
Sus propietarios eran los españoles hermanos Balsa, que llegaron a Veracruz por 1864 procedentes de Cuba, de donde salieron debido a los conflictos políticos que empezaban a generarse.
Tabaco oaxaqueño
El investigador recordó una anécdota sobre el origen de la producción tabacalera, atribuido a la repentina aparición de una misteriosa mujer a quien indirectamente se debe el origen de esa empresa de la que hoy solamente quedan ruinas.
“Se cuenta que el señor Balsa estaba en lo que ahora son los Portales de Lerdo y de repente una indígena de la zona de Oaxaca llevaba esas plantas de tabaco muy elásticas; le llamaron la atención, hizo un recorrido por toda la Riviera hasta llegar a Valle Nacional y allá se compraron unos ranchos.
“Fue una experiencia muy interesante para Veracruz, generaba muchísimos empleos y los puros, lo que yo sí te puedo decir es que tengo las vitolas, que son estas marquitas de papel y el sellito que lleva para identificar cada puro; todavía había vitolas que tenían una imagen de Porfirio Díaz, del Kaiser Guillermo y de personajes ilustres, porque estos puros se exportaban hacia Europa”, dijo Rodríguez Azueta.
La caída
En los años 80 la fábrica de puros, a la que muchas personas se referían como ‘tabacalera’, funcionaba con normalidad, incluso al iniciar los 90.
Era un edificio con actividad, y al pasar y voltear hacia adentro se apreciaba la escalinata.
El presidente de la Fundacrover indicó que en 1993 inició la huelga de los trabajadores, que aunada a otros conflictos llevó a los dueños a la inmovilidad.
“Por ahí existe todavía parte de esa maquinaria en el callejón Reforma; ahí la llegué a ver hasta todavía hace algunos años, algunos trabajadores que tratan de vivir haciendo manualmente algunos puros”.
Dijo recordar que al parecer la familia Homs fue la última dueña de la empresa, pero después de eso se perdió la información.
Incluso, ya después del año 2005 hubo una versión de que ahí se habilitaría una universidad privada, pero no maduró el proyecto con el cual el inmueble habría tenido algún mantenimiento.
Ahora el edificio se encuentra sin techo. Curiosamente, mientras las paredes que dan hacia la calle están completas, la que da al estacionamiento en donde almacenan triciclos para venta ambulante cada día se hace más pequeña.
Hoy, el edificio aparenta estar en peligro de desplomarse, aunque algunas versiones señalan que antes se caería una casa de las nuevas unidades habitacionales que esas construcciones antiguas.
Al pasar por la calle Zamora aún se puede ver los residuos de piedra muca, que muchas construcciones recibieron cuando se demolió la muralla de Veracruz o del Veracruz amurallado.
Arlequín
Miguel Salvador Rodríguez, quien cursó su educación primaria en la Escuela Francisco Javier Clavijero, en el Parque Ciriaco Vázquez frente a la fábrica de puros, recordó que por las mañanas cuando hacían su recorrido con la banda de guerra, desde afuera veían un Arlequín en la escalinata del inmueble.
“Estaba un Arlequín, un muñequito que era como el Cascanueces, un soldado, pero ese soldado, por donde tú pasaras parecía que te iba siguiendo con la mirada. A mí me daba mucho miedo en tercero o cuarto de Primaria, pero me gustaba que se movía.
“Con el paso del tiempo todo lo desmantelaron. Tengo entendido que ese Arlequín se fue a Cancún, lo compraron en un restaurante por allá. Era un monigote tipo Cascanueces, uno de esos muñecos que utilizan luego en Navidad, de un tamaño como de un niño, como de 1.10 a 1.20 metros”, explicó Rodríguez Azueta.
En 1993 se cerró la fábrica debido a la huelga que nunca se resolvió. Veracruz ya estaba en la ruta de la pérdida de su patrimonio histórico.
Y con todo y el decreto de Zona de Monumentos Históricos expedido el 23 de febrero de 2004 por el entonces presidente Vicente Fox Quesada, el centro histórico de Veracruz sigue desapareciendo en aras de la “modernidad”.
/pn
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