El amor y la pasión deben ser las principales motivaciones para ser un bombero, no el pretenderse un héroe que salva a otros, sino alguien consciente de que el peligro es constante y la vida puede perderse en fracción de segundos, opina Eliel Jair Naranjo Alpuche.
Bombero de 25 años de edad, se siente comprometido con esa actividad a la que considera noble porque es un servicio hacia los demás, que conlleva muchos riesgos y no es para sentirse popular, sino para auxiliar a quienes están en peligro entre las llamas o cerca de ellas.
Recuerda que en su niñez miraba a los también conocidos como traga humo y los admiraba. Muy pequeño tuvo oportunidad de que lo llevaran a la estación de Cosamaloapan. Y años después decidió que sería bombero.
Estudió la Licenciatura en Lenguas Extranjeras y también la de Sobrecargo de Aviación. Pero hoy, a sus 25 años de edad, trabaja en la Estación de Bomberos de Veracruz y no se arrepiente de haber cambiado su futuro, a pesar de que ya ha estado en situaciones muy peligrosas como parte de su deber.
A los 4 años tuvo su primer contacto visual con el fuego, y no precisamente el de la estufa, sino con las llamas que envolvieron su vivienda en su natal Tlacotalpan.
“Cuando yo estaba muy pequeño, alrededor de los 4 años de edad, mi casa se prendió en llamas. Yo soy de Tlacotalpan y por allá no tenemos bomberos y entre los mismos vecinos nos apoyábamos”.
“Era una casa de madera con lámina. Gracias a los vecinos únicamente se dañó la cocina y parte de un cuarto, pero no pasó a mayores. Yo estaba en el kínder cuando nos fueron a dar la noticia. He pensado en que hace falta ese tipo de personas ahí, no hay. Entonces yo dije ‘quiero ser parte de ello’, y aquí estoy”, señala Eliel Jair.
Ya como adulto y viviendo en Veracruz, ingresó a trabajar en áreas de seguridad y cada vez que pasaba frente a la estación de Bomberos veía la estatua del traga humo y pensaba ‘ojalá algún día pueda ser, ver con orgullo esa estatua y decir que yo soy parte de ello’. Y se le cumplió.
Al paso del tiempo quedó desempleado y acudió a la Estación de Bomberos y tuvo la oportunidad de competir por el cargo.
Se sometió a una competencia y se convirtió en bombero, pero pasó tiempo antes de tomar parte en el combate contra incendios, porque requería más capacitación.
Hasta que lo asignaron a eventos de fuego en los que vivió en carne propia el peligro que hace entender que todos son capaces de sentir temor y de entender que el ser bombero es en serio y no para convertirse en el centro de atracción.
Uno de los eventos más impactantes ocurrió en un basurero.
“Tuve un accidente en el basurero municipal. Estaba bajando del basurero y caigo como si fuera en una raya más o menos pero no se veía, se veía sólido; pongo el pie izquierdo y se me atora como si fueran arenas movedizas pero no eran arenas, era basura. De ahí intento salir, se me cae el pie derecho, me voy hasta las rodillas, me sigo hundiendo por el mismo peso”.
“Estaban unos compañeros que gracias a Dios me lograron sacar, como a 2-3 metros de mí. Me hundí hasta el pecho en agua hirviendo. Llevábamos un equipo de overol. Empece a gritar ‘¡auxilio, sáquenme!’, y me sacaron unos compañeros, Órbil Sandiel me logró sacar, y Eduardo Bolaños. Yo intentaba dar 2 pasos, pero al momento que intenté dar el tercero caí porque la pierna ya no me funcionaba. Estuve hospitalizado un tiempo”, recuerda Eliel Jaír.
Hasta la fecha tiene algunas marcas de las quemaduras, en las que perdió la sensibilidad; pues afirma que en quemaduras de tercer grado se pierde sensibilidad completa porque se queman los nervios.
Eso fue hace casi 2 años.
Eliel Jair no se arrepiente de haber cambiado sus otras profesiones por la de bombero, pues además de que cada día es un aprendizaje, es más consciente del valor que tiene la vida y su fragilidad pues en segundos puede cambiar el panorama por completo.
A pregunta sobre qué le diría a un joven que quiere ser bombero, respondió con firmeza y serenidad:
“Yo le diría ‘si es tu ilusión y de verdad quieres hacerlo, quieres ayudar, adelante; no lo hagas porque quieres ser imagen, salir en las noticias o algo así, no, eso déjalo muy aparte”.
'Si de verdad quieres hacerlo, adelante, pero tienes que amarlo, tienes que quererlo, tienes que dar la vida por ello, porque aquí día a día se da la vida por aquellas personas que no conocemos’. Y prepararse porque todos los días tenemos entrenamiento, hay academias. Yo le diría a esa persona que adelante, que si es su sueño, lo persiga”, responde firmemente convencido.
Una de las cosas que más disfruta es ver a los niños emocionarse con los bomberos, como le ocurría a él en su infancia. Eso sucedió en días pasados, cuando alumnos de un jardín de niños visitaron la estación de Veracruz y no pararon de reír y de emocionarse cuando veían el trabajo de los uniformados.
Fotos: Heladio Castro | IMAGEN DE VERACRUZ
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