A un charco de agua maloliente se redujo lo que era uno de los cuerpos de agua más grandes del municipio de Veracruz, La Laguna de Lagartos, una de las 33 lagunas que integran el Área Natural Protegida del Sistema Lagunar Interdunario del municipio de Veracruz, lo que evidencia el abandono y negligencia de las autoridades que permiten las descargas clandestinas de aguas negras en el lugar.
La zona que antes irradiaba vida, no solo por su flora y fauna, sino también por la vida económica y actividades que ahí realizaban los ciudadanos, ahora es un área por donde da miedo pasar, pues la delincuencia se ha apoderado del lugar, incluso ha llegado a ser escenas de crímenes y feminicidios como ocurrió el 31 de diciembre del 2018, cuando encontraron el cuerpo sin vida de una psicóloga que horas antes había sido reportada por sus familiares como desaparecida y desde entonces la delincuencia no ha parado.
“Es muy triste porque ese cuerpo de agua daba bienes y servicios fundamentales para la zona del Norte de la ciudad de Veracruz, pero lo más triste es el desinterés de las autoridades, que sabiendo qué es lo que se necesita no hagan nada. Dejaron morir ese cuerpo de agua todos, por lo que hago un llamado a la ciudadanía pues lanzamos la voz a tiempo”, lamentó José González, ambientalista.
El agua se consumió, en su lugar ahora hay una gran cantidad de lirio, monte, basura y los malos olores emanan de lo que antes era un lugar recreativo.
Zona de crimen
Además los vecinos de la zona aseguran que el sitio se ha vuelto un foco rojo debido al gran número de actos delictivos que ahí se cometen.
“Es muy triste, antes estaba bastante bonita la laguna y ahora ya no tiene más que unas gotas de agua en algunas pequeñas partes. Anteriormente había luminarias y hasta eso se robaron, ya en la tarde se empiezan a reunir los vagos”, aseguró una vecina del lugar.
La presencia de las autoridades es nula, solo se hizo notar unos días después de haber encontrado a la joven psicólogo estrangulada, después de eso los vecinos aseguran que no hay vigilancia.
“Han asaltado mucho a las personas que vienen a hacer ejercicio, si tienes 20 pesos en la mano hasta eso te quitan, por eso ya casi no viene nadie a caminar. Una vez encontraron a una chica muerta en la laguna y fue como más o menos la policía empezó a realizar rondines, pero solo duró unos días, tiene tiempo que ni se aparecen por acá”, lamentó lugareña.
Muchas personas ponen en riesgo su integridad diariamente, debido a que esta laguna es paso obligado para vecinos de las colonias Playa Linda, Brisas y parte de la Reserva.
Olvido por pandemia
Los vecinos aseguran haber hecho múltiples reportes al municipio, sin obtener respuesta, por lo que el descuido se agravó durante la pandemia, hasta provocar la mortandad de la fauna que ahí vivía.
“Durante la pandemia se abandonó totalmente la laguna debido a que la gente dejó de salir. Cuando hubo la mortandad de peces, la laguna despedía un olor demasiado fétido, inundaba incluso el interior de las casas, por más que mandábamos a buscar a las autoridades nadie vino”.
Según cuenta la vecina Carmen Milla, muchas personas se quejaron durante esa temporada debido a que manifestaron un brote de ronchas en el cuerpo, además de que la necesidad por la que se pasaba obligó a algunos pobladores a recoger los peces muertos para poder comer un poco, provocando que también se enfermaran.
Economía hundida
Antes de ser un punto importante para la delincuencia, la “Laguna de Lagartos” servía para que muchas familias generaran ingresos, ya que se ponían diferentes puestos de comida, bebidas y otros productos, que desaparecieron por la inseguridad.
“Aquí vendían de todo y ya no se pone nadie porque la gente tampoco asiste, además, exponerse por los 100 pesos que llegan a vender para que al rato se los quiten, no vale la pena” dijo Carmen Milla.
Años en deterioro
A inicios del 2019 el espejo de agua de la Laguna de Lagartos se pobló de lechuguilla, una planta acuática que es un indicador de cómo se encuentran los elementos y crece cuando existe una gran cantidad de metales pesados, éstos metales se producen cuando existen descargas de agua residuales cercanas.
El ambientalista José González recordó que anteriormente no había una colindancia de casas habitación cercanas a la laguna como Tarimoya y otras colonias que hoy existen.
“Toda esa zona que estaba sin ocupar y la mala planeación, el desinterés en conservarla, hizo que se sobrecargaran aguas residuales a ese flujo de corriente y que pasará por un sistema de lagunas, porque previo a la Laguna de Lagartos está la Laguna del Carmen, que hace cinco años se secó, ya no existe, por las descargas de aguas que recibía”, lamentó.
Explicó que la lechuguilla poco a poco fue absorviendo el oxígeno, matando a las especies primarias y secando el cuerpo, aunado a esto las descargas y la mala planeación urbana, hizo que trajeran sedimentos.
Hay esperanza
De acuerdo a González, aún hay esperanza para la Laguna de Lagartos.
“La naturaleza es tan sabia, que tiene sus propios ciclos, pero nosotros tenemos que colaborar, sin duda lo que tenemos que hacer inmediatamente es clausurar todas las descargas clandestinas y oficiales que hay en la zona que vierten aguas residuales a esa laguna, en segundo lugar, hacer una limpieza general del cuerpo de agua y esperar a que llueva vuelva a tomar su cauce natural”, afirmó.
Consideró que lamentablemente todas las lagunas de Veracruz van por el mismo camino que la Laguna de Lagartos.
“Unas que están a nada de convertirse en un foco de infección son la Laguna de Tarimoya y la Laguna Los Patitos, estas siguen recibiendo descargas con sedimentos. También en muy malas condiciones se encuentra la laguna de Viveros, la más pequeña del mundo”, denunció.
Finalmente reconoció que casi todas las lagunas están abandonadas y en el olvido, sin embargo hay una que es ejemplo a seguir, la Laguna Goleta Iguala, en la Unidad Habitacional de la Armada de México en el Coyol, que se encuentra en óptimas condiciones por los cuidados que tienen, una muestra de que se puede convivir con la naturaleza, cuando hay voluntad y respeto.
"Lo más triste es que no conocen las lagunas de la ciudad, nadie sabe con exactitud cuántas lagunas hay o quedan, y no se puede querer lo que no se conoce."
José González
Ambientalista
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