Del despacho oficial a una bohemia improvisada, el exgobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, sorprendió en redes sociales al publicar un video donde interpreta la canción "Mi unicornio azul", del cantautor cubano Silvio Rodríguez.
Con guitarra en mano, rostro sereno y sin traje oficial, el ahora director del Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas) cambió, por unos minutos, las decisiones técnicas por los acordes de la trova.
Pero el gesto no pasó desapercibido. Mientras algunos internautas aplaudieron su aparente serenidad tras dejar el cargo, las críticas no se hicieron esperar y los comentarios oscilaron entre la nostalgia, la burla y la indignación.
El video de poco más de un minuto circuló con rapidez en X y Facebook, generando cientos de reacciones. Una parte del público lo vio como un acto trivial, incluso como una especie de "autocelebración", desconectado de la realidad que dejó en Veracruz.
Una madre, cuya denuncia de justicia quedó pendiente durante su gobierno, también dejó un mensaje:
"Usted no me ayudó: el asesino de mi hijo sigue libre... Ojalá y lo que me hizo llegar sea cierto. Me dijo que tendría justicia".
Cuitláhuac García irrumpió en la escena política con el discurso de la renovación moral y la lucha contra la corrupción. Con formación en ingeniería y una imagen lejana del político tradicional, despertó entusiasmo entre sectores cansados de los excesos del pasado.
Sin embargo, durante su gestión se acumularon señalamientos de corrupción, omisiones ante la inseguridad y pactos políticos opacos. A ello se sumaron momentos polémicos como sus videos bailando en eventos públicos mientras el estado enfrentaba crisis, lo que lo llevó a ser comparado por algunos con Javier Duarte, su antecesor más cuestionado.
Y ahora, fuera del cargo, regresa a la esfera pública no con un mensaje político ni una propuesta técnica, sino cantando trova.
La canción elegida, "Mi unicornio azul", es una melodía cargada de nostalgia y pérdida, lo que no pasó desapercibido para quienes ven en el video una metáfora involuntaria de su paso por el gobierno.
Para algunos, representa la distancia entre sus promesas y la realidad; para otros, una forma de buscar refugio en el arte tras años de presión política. Sin embargo, también hubo quienes defendieron su gesto:
Incluso hubo quien expresó afecto directo:
"Se le extraña, Cuitla... me está haciendo llorar. Acá lo esperamos, un fuerte abrazo".
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