Convierten edificio en basurero clandestino en Veracruz

El movimiento en la zona céntrica de Veracruz nunca “duerme”, pero el “insomnio” puede ser provocado por otras cuestiones más delicadas, sobre todo la inseguridad. Este es el contexto que se aborda en la denuncia de hoy sobre un edificio que se convirtió en un basurero clandestino.

Mediante mi Línea Justiciera, recibí un llamado de ayuda y auxilio de mis aliados jarochos que frecuentan las inmediaciones del centro, debido a una situación que por mucho tiempo ha sido objeto de preocupaciones e inquietudes.

Se trata de un terreno abandonado en la cuadra correspondiente a la esquina de las calles Hernán Cortés y Vicente Guerrero, en el cual habitan historias desagradables que deben ser tomadas en cuenta por las autoridades porteñas a la brevedad.

En primer lugar, la acumulación de basura y desechos. Al no contar con paredes o algún tipo de valla, es típico ver bolsas, escombros, chatarra e incluso restos de animales dentro de dicho espacio, formando un foco de infección que penetra olfativa y estomacalmente a quienes se encuentran cerca.

Pero en segundo lugar está el peor de los escenarios, puesto que mis propios aliados (de manera anónima) comentan que por las noches se meten las personas en situación de calle para dejar desechos fisiológicos, presuntamente drogarse y cometer actos vandálicos.

Asimismo, mencionaron que la iluminación de la vía pública carece de buen servicio, exponiendo a los ciudadanos todas las noches a ser víctimas potenciales de este grupo de personas que buscan un pretexto para hacer de las suyas.

En un acto de valentía, uno de mis aliados ingresó al terreno para capturar fotografías y así evidenciar sus argumentos, las cuales pueden observar aquí mismo. Por ello se extiende el llamado al Ayuntamiento de Veracruz para que tomen cartas en el asunto lo más rápido posible.

Los aspectos que se deben considerar son la limpieza del terreno (en caso de tener injerencia para llevarla a cabo), el mantenimiento a las luminarias de la cuadra y, muy importante, ofrecer la seguridad que necesitan los jarochos respecto a lo que ocurre con la flota malandra que rodea e ingresa al inmueble.

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