Con 80 años, Jovito demuestra su energía bailando en calles de Veracruz para sobrevivir | VIDEO

En las bulliciosas mañanas del centro de Veracruz, un personaje singular despierta sonrisas y alegría entre los automovilistas. Jovito Hernández Herrera, un apasionado del baile, llega todas las mañanas a la esquina de la calle 5 de mayo y Rayón.

Con una bocina en mano y sus pasos llenos de energía, cautiva a quienes se desplazan por la zona. Su amor por la música lo lleva a mover el cuerpo al ritmo de la cumbia, un ritmo que ha perfeccionado con el tiempo. Los automovilistas no solo disfrutan del espectáculo, sino que algunos se suman al ambiente, saludándolo y acompañando sus movimientos.

Originario de Ignacio de la Llave, Jovito lleva más de 50 años en Veracruz, donde encontró su verdadera pasión por el baile. Aunque se describe como amante de la música, su presentación matutina no busca recompensas económicas; lo hace por gusto y amor al arte. Aquellos generosos automovilistas que le obsequian una moneda solo refuerzan el valor simbólico de su actuación.

"Me gusta mucho la música, me fascina la música. La música es una chulada. En los ranchos hacen bailes y yo iba. Dije voy a ir a bailar, aunque no me den nada, es que me gusta bailar. Lo hago por gusto, porque me fascina la bailada".

Adquirió su propia bocina y memorias USB para crear su propia banda sonora. Vestido como un auténtico jarocho, Jovito llega a su esquina predilecta a las 8 de la mañana y deleita a los transeúntes hasta las 12 del día. Luego, se traslada a la calle Canal, donde ha obtenido el permiso del gerente de una tienda departamental para continuar con su baile.

"Me gusta venir vestido de jarochito, como debe de ser, somos de aquí. Me siento a gusto de ser de por acá. Como Veracruz no hay otro. Un saludo para mi gente de Ignacio de la Llave y mi gente Jerónima Hernández Herrera", expresa con orgullo.

Con más de 15 años de jubilación, Jovito Hernández, de 80 años, es una fuente de inspiración para todos aquellos que lo encuentran. Su historia es un recordatorio vibrante de que la pasión y la alegría no conocen límites de edad y que, a través de la música y el baile, puede iluminar el corazón de una ciudad entera.

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