Domingo nublado, pero ni la probabilidad de lluvias alejó a los caminantes que deambulaban en el Malecón de Veracruz y en sus alrededores.
Los vendedores ambulantes de lentes oscuros, sombreros, gorras, globos con formas de animales, volovanes y los fotógrafos que ofrecían retratar a los paseantes, iban y venían en busca de que los caminantes no sólo pasearan, sino que también contrataran sus servicios.
Y aunque por la mañana la brisa era fresca, para el mediodía la humedad ambiental hacía el efecto de maximizar la sensación térmica, pero los paseantes no terminaban: se iban unos y llegaban otros.
"Mientras no se suelte la lluvia no importa, aquí aguantamos", coincidían los vendedores ambulantes.
Dijeron esperar que durante el Carnaval vengan muchos paseantes que generen derrama económica, que compren y gasten su dinero aquí, que no sólo pregunten precios y después se vayan con un simple 'gracias' que al comerciante no le ayuda en nada.
Sin embargo en los tradicionales cafés de la zona sí había clientela.
Los comerciantes dijeron pedir hasta a la Virgen de Guadalupe que les ayude a tener mejores ventas, pero evitaban a toda costa que se les tomara la fotografía.
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