Qué onda, mis compas de parrandas. Ya listos para el fin de semana? Yo ya, pero fíjense que hace unos días caminaba por la calle Esteban Morales entre Hidalgo y Bravo, en los alrededores de la zona de mercados, cuando al voltear la vista me encontré con un edificio que en otra época era un restaurancito en su planta alta, pero a nivel de calle tenía un bar, La Tasca de Manolo o algo así.
Y me dio mucha tristeza ver el inmueble en ruinas y lo que fue un punto de encuentro de seguidores del dios Baco convertido en un tiradero de residuos diversos.
Es evidente que por las noches se cuelan indigentes y algo más, porque lo que antes era la puerta de acceso es simplemente un boquete por el que ha de ingresar hasta la fauna callejera.
Y la planta alta que daba la idea de un castillito está envuelta por ramas, seguramente de enredaderas, ya sin techo.
Es la viva estampa del abandono pero sobre todo, del peligro para quienes caminan de noche por ahí, pues cualquiera podría estar agazapado un maleante y peor tantito, armado con cualquier objeto punzocortante.
Junto a la barda rosada está la barda de ladrillo sin repellar, con una puerta por la que se accedía al bar.
Es precisamente de esa puerta hacia adentro en donde está el mayor peligro porque a cualquier caminante trasnochado se le puede ocurrir meterse a satisfacer sus necesidades fisiológicas y una vez adentro, ser víctima de eventuales delincuentes que pudieran estar ahí esperando a sus víctimas.
Es una propiedad privada, sí, mis compañeros de parrandas, pero podría convertirse en escenario de un delito.
Urge que alguien le ponga remedio. Sabrá Dios cuántos delitos se habrán cometido sin que nadie se enterara.
Así que mis cuates, si andan en estado burro por esos lares, procuren no ir solos, sino en grupo, para no ser víctimas de un posible atraco.
Y que sellen el acceso o mejor aún, que rescaten el inmueble.
Si tienen tele, ahí se ven mis camaradas!
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