“Ay, usted ya que tiene tantos años, ya ha de haber tenido como tres, cuatro chamacos. No tendría por qué sentir dolor”, dijo la médico ginecóloga a Rosario cuando realizaba su recorrido por el pabellón donde estaban las mujeres en trabajo de parto. Mientras, soportaba los dolores que se hacían más fuertes y que experimentaba por primera vez.
“No doctora, ella es primeriza, a pesar de la edad ella a penas está teniendo a su primer niño”, dijo una de las residentes que estaba en el área a la ginecóloga, quien solo se calló y se retiró sin hacer otro comentario.
A los 31 años, Rosario tuvo a su primer hijo y fue la peor experiencia vivida. Tuvo que aguantar la violencia obstétrica recibida una vez internada en el Hospital General de Tarimoya, al norte del municipio de Veracruz, y los riesgos a su salud. Después de eso, decidió que no quería pasar de nuevo por un embarazo.
“Fueron muchos factores, desde exactamente sufrir violencia obstétrica el mero día del parto de mi hijo, nada más oír a una doctora decirte ‘ay usted ya que tiene tantos años, porque en ese entonces tenía 31, ya ha de haber tenido como tres, cuatro chamacos. No tendría por qué sentir dolor’.
“Dije, ay me lo está diciendo una mujer, pensarías eso de los hombres, que también lo dicen porque se han oído comentarios como de ‘si abriste las piernas, estas lista para tener un chamaco’. Todo ese tipo de comentarios, pero yo lo oí de una mujer, nunca me imaginé que una misma mujer me dijera eso y menos una doctora”.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del INEGI, revela que, en los últimos 5 años, 31.4 % de las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea, experimentó algún tipo de maltrato por parte de quienes las atendieron en el parto o cesárea.
La misma encuesta detalla que en el estado de Veracruz, en los últimos 5 años, 36.1 % de las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea, experimentó algún tipo de maltrato por parte de quienes las atendieron en el parto o cesárea.
La entidad veracruzana ocupa el séptimo lugar entre los estados que reportan mayor proporción de maltrato en la atención obstétrica contra las mujeres de 15 a 49 años.
En Veracruz de Ignacio de la Llave, la prevalencia de maltrato obstétrico es mayor entre las mujeres que tuvieron un parto (37.3 %) con respecto a quienes experimentaron una cesárea (35.1%).
Cuando Rosario, quien había platicado con sus hermanas que ya contaban con la experiencia de haber estado embarazadas, supo que se le rompió la fuente, acudió en compañía de su mamá al Hospital General de Tarimoya, ahí recibió el primer comentario donde cuestionaban sus dolores.
“Me dice la que me atendió ‘¿qué hace aquí?’. Le digo pues vine porque ya se me rompió la fuente y dice ‘¿y está usted segura?’ Digo sí, siento la diferencia entre ir al baño normal y que se rompa la fuente. ‘Es que si viene nada más a quitar el tiempo’.
“Le digo, no señora si quiere revíseme, pero yo ya rompí fuente. ‘Ok, espéreme’, se fue estuve un rato esperando (…), ya cuando me revisó dice ‘ok, sí se le rompió, la vamos a ingresar’”.
Horas después, y una vez que fue subida a piso por contar ya con 6 centímetros de dilatación, lo que generó un regañó del doctor que cuestionó por qué seguía en esa área si estaba a punto de dar a luz; además, el comentario realizado por la ginecóloga en turno en el pabellón de mujeres en labor de parto, a Rosario la hicieron pujar sin estar aún en la sala de parto.
“Me obligaron a pujar antes de meterme a la sala de parto, ya les estaba, lo que ellos comúnmente llaman camazo, o sea te le estas adelantando a ellos, porque lo sentías en ese momento; me paró el dolor y dije qué es eso, y ya dije ahí viene, y le dije a la residente que estaba conmigo, oye yo creo que ya ‘¿cómo que ya?’ Le digo te voy a dar camazo, por lo que estoy oyendo a que se refiere el termino, porque ya varias pacientes ya les habían dado camazos, y que empiezan a correr como locos para llevarme al área de parto donde ya lo tienes”.
En la sala de parto, Rosario recuerda tuvo a su hijo en aproximadamente 15 minutos; sin embargo, la placenta no salió, lo que puso en apuros a los residentes, pues recientemente había sido el cambio de turno y la ginecóloga encargada ya se había ido.
“En ese momento del parto no me atendió un doctor como tal, me atendieron residentes, eso estuvo muy mal por parte de los encargados del área de ginecología. Fueron chavos los que me atendieron a mí, nuca vi a un doctor adulto ahí, trataron de sacarme la placenta, pero no se podía y ya no sabían qué hacer. Gracias a Dios en ese momento llegó otro doctor, no sé si era del área de Ginecología, pero llegó otro doctor y cuando le comentaron la situación, de momento él enseguida ‘sabes qué mami te tengo que operar, se te quedó la placenta, tengo que ver la manera de que salga la placenta’.
“Pero desgraciadamente también tuve la situación de que me desangro, me les estaba yendo, mi familia corrió por toda la ciudad de Veracruz para conseguir plasma porque no tenían en el hospital, a dar las vueltas terminaron en el hospital Español, fueron las únicas plasmas que había en todo el municipio, ni el Hospital Regional, en varios particulares”.
Durante la operación a Rosario le dio un paro cardiaco, lograron estabilizarla y salió de la operación con vida.
Sin embargo, esta experiencia no solo quedó ahí, a los dos días de haber dado a luz y operada de emergencia para sacarle la placenta, previo a darla de alta, el médico le dijo que la tenía que revisar si no había quedado alguna gasa o algo, por lo que introdujo su mano para revisar, ese momento lo recuerda como muy doloroso.
Apoyada por su familia, Rosario realizó sus curaciones en la herida de la operación; sin embargo, algo no anda bien, a los 10 días acudió al hospital donde dio a luz para decirles que la herida no cerraba, y la respuesta de quien la atendió fue que no se estaba haciendo bien las curaciones, y le negó la atención.
Acudió al Hospital Regional, donde sí fue atendida, pero fue con un ginecólogo particular donde le explicaron que no suturaron bien la herida por ello no cicatrizaba.
Tuvo que reunir para ser operada de nueva cuenta, esta vez por un ginecólogo particular. La experiencia de Rosario en cuanto a las complicaciones de salud y vivir lo que enfrentan las mujeres en el sector salud la hizo no querer más hijos.
A más de 10 años, las mujeres siguen sufriendo violencia obstétrica en el sector salud, en diciembre de 2022 una joven de 20 años dio a luz en una camioneta frente al hospital del ISSSTE en Veracruz, tras haberle sido negada la atención en el Hospital General de Boca del Río.
La joven mujer boqueña era trasladada al Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, donde personal del hospital de Boca del Río le dijo acudiera, pese a tener cerca este último. Amairani fue el segundo caso en una semana de mujeres que dieron a luz en la vía pública tras serles negado la atención en un hospital.
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