Qué onda mis carnales, ¿Dónde se han metido? No me dejen solo, que tenemos mucho trabajo por hacer en esta nuestra sufrida ciudad, en serio.
Fíjense ustedes que en mis caminatas diurnas y nocturnas me topo con sorpresas verdaderamente reprobables, cada vez más personas inconscientes quieren acabar con nuestro patrimonio histórico, al que lo mismo convierten en bodega de trebejos, que en madriguera de gatos y hasta en excusado y depósito de inmundicias.
Y para ejemplo de lo que no se debe hacer ahí les va este caso que me hallé en la calle Serdán entre Independencia y 5 de Mayo. En la acera sur hay un inmueble de 2 plantas, que en algún tiempo debió ser de color beige o algo así, y con algún negocio, a juzgar por las cortinas metálicas que aún se conservan.
Desde la acera de enfrente se puede apreciar la presencia de enormes árboles que crecieron en su patio o los dejaron sembrados sus últimos habitantes, y que parte del techo ya se desplomó, pero en algunos tramos aún está la parte que sirve de techo a la planta baja y de piso a la planta alta.
En los últimos años, franeleros, entre hombres y mujeres, se apostaron en la banqueta correspondiente a esa casa o negocio, según que para lavar los automóviles que se estacionan en esa cuadra y de paso echarle un ojo al inmueble.
Más bien lo que les echan es otra cosa, y no precisamente los ojos.
Más o menos en el inicio de la pandemia del Covid alguien tuvo la ocurrencia de levantar las cortinas metálicas para poder introducirse y hacer sus necesidades fisiológicas sin tener que pagar en los baños públicos de la zona. ¡Indecentes!.
Al parecer a esas personas que lo hicieron no las detuvo la falta de un baño, pues encontraron la puerta hacia lo que parece ser un patio, y allí adaptaron su tiradero de inmundicias.
Y como ya no se toman la molestia de bajar la cortina metálica, cualquiera se introduce y después de pasar sobre bolsas al parecer llenas de escombro sale a un patio donde desde el piso hasta el cielo todo es tierra de nadie y ahí dan rienda suelta a su intestino grueso.
Me cae que a esos indecentes, viene-viene o lo que sean, hay que ponerles una madrina para que respeten y no sean puercos.
Pero necesito el apoyo de ustedes, así que no me dejen solo, mis camaradas y cuates. ¡Ya basta de batos cochinones!
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