Camiones chatarra circulan como transporte público en Veracruz

Mis justiciables amigos los saludo nuevamente en una misión más del Justiciero. Esta vez, la ficción superó la realidad, pues nos llegaron, a la línea justiciera, una serie de quejas que se refieren al transporte urbano y no se trata de la forma temeraria de conducir de los operadores, que eso ya es otro cantar, sino de las pésimas condiciones en las que se encuentran las unidades en donde los permisionarios, sin temor a nada, se atreven a transportar a la ciudadanía y todavía les cobran.

Así como lo leen, camiones rotos, literalmente rotos, agujereados, con pedazos de plástico mal puesto que funcionan como asientos, todos rotos, inseguros, que en cualquier frenada de esas méndigas que acostumbran a dar, se terminan de romper.

Una verdadera desgracia es el transporte público, aclaro que no todos los urbanos, pero sí la mayoría están en pésimas condiciones y de todas las líneas. Para comprobar, lo que ya sabía, pues uno que se mueve en ese transporte lo sabe y lo ha sufrido en carne propia.

Hay algunos camiones en los que, de plano, hasta hay que rezarle a todos los santos del cielo para que no se vaya a terminar de romper el piso, porque ahí vas viendo como le falta un pedazo de lámina y de plano hasta se ven las llantas, todas dadas al catre, como van dando vueltas y pues ya no te queda de otra que aguantarte o bajarte de la unidad para agarrar otra, que tal vez esté en peores condiciones.

Y ni qué decir de los asientos, que luego hay algunos que ni traen, y si traen está todos rotos o cuarteados, y mal asegurados al piso, entonces si te sientas, corres el riesgo de que salgas volando con todo asiento o que, mínimo te lleves una nacha magullada, si te “muerde” el asiento.

Pero los que están peor, son los que ni a tubo llegan, y no hay de dónde agarrarse, porque falta palo pa´sostenerse, entonces en cada frenada pues tienes que echar mano de donde se pueda.

Y aunque dice el dicho que la culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre, esta vez, la culpa recae, no solo en los permisionarios que no le quieren invertir a sus camiones y prefieren dar un servicio de pena, en las chatarras que la autoridad correspondiente le permite, pues se hacen de la vista gorda y nada hacen para que las unidades del servicio urbano estén en condiciones dignas y sobre todo, que sean seguras para la ciudadanía que tiene que viajar en camiones de quinta y como sardinas.

Ya con esta me despido, no se olviden de enviarme sus reportes a la línea justiciera, ahí se ven.