Esos mis cuates jarochos de corazón, los saludo en este fin de semana lluvioso y les deseo que lo pasen chido chido.
Pues figúrense que por la mañana andaba haciendo mis compras allá por el mercado, y como estaba el chipi chipi jarocho, decidí cortar camino y tomé la avenida Hidalgo desde Juan Soto hasta Arista.
Pero la llovizna no se quitaba, apreté el paso en la calle mojada...
¡¡Y zas!! Que me di un maldito resbalón y quedé como cuadrúpedo, con mi espalda cargando toda mi humanidad...
Unos caminantes se rieron a lo lejos, porque bien que los torcí, pero me ayudaron a levantarme y todavía me preguntan que si me lastimé.
¡Pos a Wilson par de zoquetes! Ni modo que me haya lanzado al piso para tantear su resistencia. Claro que me dolió hasta la conciencia.
Y todo por esos funcionarios municipales que tienen la ciudad como si estuviéramos en la invasión de 1914.
Ya pónganse a chambear y compongan las calles, que además de resbalosas son traicioneras como tú comprenderás.
Pos ni modos mis brothers, tengo que seguir pedaleando para sacar la papa de mis herederos y con el riesgo latente de romperme la crisma por culpa de esos ineptos que no arreglan las calles pero bien que cobran.
Abur mis brothers. Se despide su valedor chambeador... El Justiciero.
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