¡Qué onda, raza! Les vengo a contar el chisme de la semana, y es que en la mera entrada de la Villarrica, en la esquina de Camino Real y Rafael Cuervo, hay un hoyote. Neta, está bien cañón, y cada que llueve, es como si te metieras en una trampa mortal. ¡Así que todos al tiro!
El otro día, estaba cayendo un aguacero de esos que parecen el fin del mundo. Ya saben cómo se pone Veracruz cuando llueve: las calles se vuelven ríos y los carros parecen lanchas. Pues ahí iba yo, bien tranqui en mi nave, cuando de repente ¡madre santa!, que me trueno con el hoyote. Sentí como si me hubiera caído en un cráter lunar. Casi salgo volando del susto y me dejó una llanta chueca. No soy el único, banda, he visto caer a medio mundo en esa maldita trampa.
Y es que no es cualquier bache, no, no, no. Es un hoyo digno de película de terror. La neta, no entiendo cómo no han hecho nada para arreglarlo. Ya varios compas se han quejado. Como si no fuera suficiente con las calles todas destrozadas, ahora tenemos un cráter que amenaza con tragarse a medio Veracruz.
Cuando llueve, ese hoyo se convierte en una trampa perfecta. El agua lo cubre y se vuelve invisible, como si fuera un ninja. Ahí vas tú, bien confiado, manejando despacito porque el aguacero está fuerte, y ¡pum!, de repente tu carro da un brinco y tú sientes que te quedaste sin suspensión. La banda que anda en moto ni se diga, ellos la sufren más gacho. He visto a varios salir volando y, neta, no se vale.
La otra vez, un señor ya mayorcito se aventó un clavado con su bicicleta. Pobre don, se dio un santo golpe y ni cómo ayudarlo, porque con la lluvia todos estábamos hechos sopa. Y así, cada vez que llueve, es la misma historia: carros descompuestos, motos accidentadas y gente emputada. ¿Qué les costará echarle unas cubetas de cemento?.
Lo peor es que en la noche, sin luz y con la lluvia, esa esquina se vuelve zona de peligro. Entre que no ves nada y que el agua cubre todo, el hoyote es una amenaza constante. La raza que viene del trabajo, cansada y con ganas de llegar a su casa, se topa con ese cráter y terminas con la llanta ponchada o peor, con el carro desmadrado.
Así que ya saben, banda, si andan por la Villarrica, en la esquina de Camino Real y Rafael Cuervo, tengan cuidado. Manejen despacio y, si ven el hoyo, avisen a los demás. Hay que cuidarnos entre nosotros. Ojalá y alguien haga algo pronto, porque ya estamos hasta el copete de caer en ese hoyote cada que llueve.
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