La mayoría de las personas, al pasar por los cruceros y ver a quienes trabajan en las calles haciendo malabares, llegan a pensar que esta arte no requiere de ninguna ciencia y que no es bien remunerado, sin embargo, no es así, hay todo un esfuerzo detrás de estos actos y el ingreso es bueno, así lo confirmó Gabriel Alejandro Páez Bravo, quien se ubica en el cruce de Simón Bolívar y Díaz Mirón realizando “Arte Cirquense”.
“Yo inicié en éste arte hace 10 años por medio de un curso de verano, después me integré a la compañía de arte multidisciplinario de la CDMX “Pro-alternet Teatro” y desde hace 8 trabajo en las calles”, explicó.
Aseguró que, también a ellos les ha afectado la pandemia por la cancelación de eventos en donde realizaban sus performance, sin embargo, en los semáforos siempre hay trabajo.
“Tenía un trabajo “formal”, era inspector de calidad de piezas automotrices en una planta, decidí salirme y vivir de esto porque es mucho más accesible y me evité que por la situación de la pandemia nos cerraran la empresa, me corrieran o me bajaran el sueldo. Muchos creerían que no es bien remunerado pero no es así, aparte de que amo lo que hago, me divierto y manejo mis horarios afortunadamente en cuestiones de paga vivo bien”, puntualizó.
Comentó que, el peligro es alto por el tránsito de carros y que es un trabajo que muchos no comprenden y pensarían que lo hacen para causar lástima llegando a denigrar el esfuerzo que implica esta práctica.
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