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Alfareros, pasión y herencia milenaria en Papantla

Alfareros, pasión y herencia milenaria en Papantla
Veracruz | 2019-03-25 |
Alfareros, pasión y herencia milenaria en Papantla
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Hermanos, sobrinas y algunas tías son parte del equipointegrado por 12 personas que trabajan de base en el taller de alfarería, dondeJuanita Hernández y su familia continúan con el legado herencia de su padre,quien empezó con este arte de dar forma al barro hace más de 35 años y que hoy,gracias a la constancia y capacitación, es reconocido mundialmente.

“Si nosotros no hubiéramos tenido la capacitación que nosproporcionó TenarisTamsa, a través de la Fundación de Tamsa A.C., no hubiéramosllegado tan lejos, algo que me ayudó principalmente a mí, que me invitaron adiferentes capacitaciones de liderazgo y también, gracias a que nos hanrecomendado con diversas empresas a las que les hemos vendido nuestroproducto”, destacó la reconocida artesana.

Juanita se integró al taller por gusto, le apasionó elmodelar el barro para crear piezas únicas, su primera obra la realizó hace 26años, fue una réplica de la pirámide de los Nichos, trabajo que le llevó todoun día para crear una pieza muy chiquita pero bien terminada, desde ahí seenamoró del barro de su tierra.

“Si fue un gusto, una pasión el saber modelar y crear através del barro, son mis padres quienes me van enseñando y es como fuimosavanzando con lo que es la alfarería tradicional, en la que elaborábamos ollaspara agua, molcajetes, incensarios, y cosas relacionadas a la zona arqueológicadel Tajín”, compartió.

Apenas había cumplido 25 años cuando descubrió su pasiónpor el barro, mismo que es comprado a los propietarios de los terrenos ubicadosen los cerros de la región, en la zona de El Chote, Papantla, de donde esoriginaria ella y su familia.

“Actualmente tengo 49 años, yo trabajaba en la ciudad deMéxico, cuando vine a Papantla mi papá empezaba con esto de la alfarería,cuando yo lo vi preferí regresarme para ayudarle”, recordó.

                    

Capacitación, base del éxito

En el año 2006 iniciaron la capacitación por parte de laEscuela Mexicana de Cerámica de Valle de Bravo, gracias al apoyo deTenarisTamsa.

“Ellos vinieron aquí, al Centro de las Artes Indígenas,en el parque temático, es como empezamos la capacitación con el maestro Gordon,de todo lo que ahorita realizamos, que es la cerámica bruñida, en la quetenemos cerca de 50 diseños que moldeamos con esa técnica”, detalló.

Explicó que la cerámica bruñida es la que tiene un brillonatural, el cual obtienen a base de pulir la pieza, antes de quemarla.

“No lleva nada de lacas, ni barnices, este tipo depiezas, para nosotros, son de alta calidad y solamente de uso decorativo. Posteriormente,hace como cinco años tuvimos otra capacitación, igual, con el apoyo deTenarisTamsa para la elaboración de cerámica esmaltada de temperatura alta”,compartió.

Gracias a que ya cuentan con hornos de gas, que también obtuvierona través de apoyos, es que logran ese acabado pues “cocinan” las piezas atemperaturas que alcanzan los 1,080 grados, para lograr el vidriado que buscan.

Muchas satisfacciones

Juanita nunca imaginó que gracias a su talento y amor quele tienen al barro ella y su familia, iban a llevar un pedacito de su tierrapapantleca a varias partes del mundo, como El Vaticano, en donde desde hace 6años cuentan con dos nacimientos grandes tallados moldeados por la alfareríaHernández.

“A través de este trabajo, que para mí es muy bonito, hetenido la oportunidad de viajar, en el 2011, como un proyecto exitoso, tuve laoportunidad estar en San Martín, Argentina, exponiendo nuestro proyecto y en el2013, tuvimos la oportunidad de representar a este grupo y de llevar dosnacimientos al Vaticano, en Roma”, explicó.

Esto para la artesana de fe católica, fue algo quecalificó como un regalo muy hermoso que Dios le dio, indescriptible conpalabras, pero de gran sentir emocional el estar cerca de un líder mundial comoes el papa Francisco.

Pero lo que más le llena el corazón a Juanita y leenorgullece es que gracias al taller de alfarería ha podido ayudar a otraspersonas, enseñándoles este arte y empleándolos en las épocas de más demanda.

“Con la alfarería he logrado satisfacciones personales,saber que no solo soy yo la persona que se beneficia con este trabajo, sino quesomos  un taller familiar, cuando tenemospedidos grandes contratamos a más gente y llegamos a ser hasta 40 personas, haymaestros escultores que nos ayudan a hacer diseños cuando los trabajos así lorequieren”, manifestó. 

El barro no solo ha moldeado las piezas únicas que creanJuanita y su familia, también ha unido a una comunidad orgullosa de sus raícesy de su esencia, con ese espíritu único de la gente del Totonacapan que elmundo ha ido conociendo a través de estas obras.

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