¡¡¡Qué onda mis brothers jarochos!!! ¿Cómo se han portado? Espero que muy mal, porque la neta que portarse bien es de lo más aburrido que pueda haber y lo peor, no deja nada, me cae.
Como ustedes saben, soy muy pata de perro y no puedo parar, mucho menos estar encerrado entre cuatro paredes. Así que después de desayunar mis picaditas con salsa ranchera y con trocitos de chicharrón crujiente, que me salgo a la calle y mis pies descalzos me llevaron al centro de mi ciudad jarocha, la capital del mundo y al llegar a la calle Hernán Cortés, en su inicio frente al Parque Zamora, que me encuentro con un espectáculo que sacó a mi verdadero yo, el auténtico Justiciero, pues, para que me entiendan.
Resulta que ahí donde empieza Cortés, a partir de la avenida 5 de Mayo, hay una alcantarilla de ésas que hacen de cemento y con varilla metálica por dentro, que lleva ¡¡¡años!!! en esa situación y es la hora en que sigue ahí, ya ni siquiera está al nivel del pavimento, sino debajo.
El día que pase un automóvil y la llanta se quede atorada, con todo roto, entonces sí van a correr a repararlo.
Y yo me pregunto, ¿por qué esperar hasta entonces? A ver mis brothers, ¿por qué esperar a que alguien se vaya por el drenaje?
Compongan, por favor. ¡¡¡No esperen a que se ahogue para tapar el pozo!!!
Ahí está. Lo que hagan o no hagan no es asunto mío, mis jarochos chidos...
Me retiro a seguir señalando lo que veo, que para eso tengo ojos, pues!!!
Se despide su amigo El Justiciero!!!
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