El significado de esta palabra según se lee en el diccionario Larousse significa “movimiento de un cuerpo al desequilibrarse o perder la estabilidad o falta de decisión a la hora de elegir entre dos o más posibilidades, por ejemplo optó por marcharse, sin ninguna vacilación”.
En el Diccionario etimológico de Chile la palabra “vacilar” procede del latín “vacillare” y entre sus significados está el de “divertirse o gozar, o tomar el pelo a alguien, menearse de lado a lado, más o menos como lo hace un cojo con su bastón “y de esa mezcla de baile y burla llega la palabra vacilo o estar vacilando como sinónimo de estar hueviando”.
Estas definiciones están relacionadas con las notas que se tomaron de una de las columnas del periódico La Opinión. Diario político e Independiente y de Información del año de 1919 denominada Vacilaciones.
La novedad
El texto de Vacilaciones aparecía diario e informaba de los diversos acontecimientos que ocurrían en la ciudad de Veracruz, esos que tenían que ver con el diario acontecer de la población y que fueron reforzando el espíritu festivo y divertido del habitante de la ciudad de Veracruz.
Para entonces, en el año 1919, se inauguraba la Escuela Náutica Mercante Fernando Silíceo y el balneario Villa del Mar, la primera una institución educativa y la otra recreativa-musical, las dos aún presentes en el actual siglo.
El balneario
Con respecto al Balneario Villa del Mar, escribe en la columna todo lo que despertó la inauguración del balneario surgiendo diversos comentarios, algunos de estos decían que se había armado la gran bulla, y que el juego y la diversión levantaron el entusiasmo de la gente por asistir al balneario a “darle vuelo a la hilacha y a dejar los chistines a la cantina”.
Una de las acotaciones de mayor picardía es la que relata de manera jocosa una señora llamada Valentina, quien tenía dos hijas “pálidas y flacas” a quien el médico Fulanito recetó baños de mar, mismos que según el galeno engordaban y nutrían, aunado a esto lo hacía debido a los pocos fondos económicos de la señora Tina para comprar bisteces, por lo que no le quedaba de otra que sacrificarse y enviar diariamente a las “niñas” al balneario “para que el agua de mar supliera al jugoso y nutritivo bistec”.
En el balneario había juegos, entre ellos columpios, que eran del agrado de la población, de ahí leemos en Vacilaciones como dos enamorados entrados en años eran “abonados al balneario y no hay tarde de Dios que no vayan a los columpios a “columpiarse” o a una caseta de la playa, a refrescarse”.
Según la información, el balneario en ese momento era el centro de la moda de Veracruz, al parecer todos querían asistir a todas las actividades organizadas en él.
Los tranvías
Siendo Veracruz una ciudad pequeña en donde muchos se conocían como es el caso de don Cipriano, el bodeguero de la calle Velázquez de la Cadena, quien enamorado de una mujer morena de largas trenzas y habitante del mismo espacio donde vivía don Cipriano, este la invita a disfrutar el bailongo que se realizaría en el balneario y el pontevedrino -originario de Pontevedra (Pontevedra deriva del latín “pontem veteram” que significa puente viejo y hace referencia al primer puente que se realizó en la época de los romanos)-, la lleva y el buen señor pontevedrino bailó a más no parar dando clase de baile a ritmo de fox.
El Balneario Villa del Mar y la vía de los tranvías que permitió que estos llegaran al balneario hicieron que la empresa propietaria de los tranvías se llevara buenos dividendos debido a la enorme cantidad de pasajeros que a diario, y sobre todo en día de fiestas, circulaban hacia ese rumbo.
Por otra parte, los terrenos cercanos subirían de valor y según el dicho “ al que San Pedro se la da, Cristo se la bendiga”.
Los tranvías fueron un éxito, no obstante poco tiempo después, empezaron las quejas por la mala conducta de los maquinistas tratando a los pasajeros de forma déspota y ordinaria y si bien tenía sus paradas fijas, los tranviarios no respetaban estas.
Inconvenientes
La línea de tranvías que corría hacia el Balneario Villa de Mar era, en ese momento, de lo más socorrido, sin embargo, quizá debido a eso no se le prestaba atención a otros como el Bravo-Laguna o el Pino Suárez, por lo que los vecinos de los barrios por donde estos circulaban tenían que agarrar “su ferro patín” para trasladarse de un lugar al otro, siendo beneficiada la población que vivía por el rumbo de la Palma y de Prim, no obstante el tiempo que tardaban entre corrida y corrida, venía siendo aproximadamente de veinte minutos y los que recorrían el trayecto para Villa del Mar pasaban cada diez minutos e iban “bien repletos de pasajeros en cada uno de los carros cuates”.
A final de cuentas, la línea de tranvías Villa del Mar tuvo un gran éxito desde el primer día que se puso al servicio del público, los carros que para identificarlos mejor, llevaban la señal blanca y roja.
El servicio no decayó, al contrario, cada día los carros iban abundantemente ocupados, era una de las líneas continuamente demandada, a tal grado que circulaban cada veinte minutos, no siendo aún suficiente el número de carros que otorgaba ese servicio.
Como bien sabemos, los tranvías fueron desde su creación hasta muchos años después un servicio que fue muy bien acogido por la población. Los tranvías fueron parte de esa historia de la vida cotidiana, historia que aún muchos recordamos con cariño.
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